María Amat Amat abrió anoche, casi de madrugada y desde el balcón del Consistorio, las Fiestas Patronales con las que Petrer honra a la Virgen del Remedio. En su pregón hubo recuerdos de infancia, sentimientos, emociones, referencias a un pueblo que mima sus costumbres y mucho amor. «Amor a nuestro pueblo, amor a nuestras fiestas, amor a nuestra cultura, a nuestras ermitas, a nuestro castillo, a nuestros montes, a nuestras tradiciones y amor a nuestros mayores», dijo María Amat, propietaria de una histórica panadería en pleno centro y nieta del poeta local Enrique Amat. «Fue un hombre sencillo, culto, autodidacta, noble, generoso y bueno», dijo la pregonera citando las reflexiones que hizo su abuelo en uno de sus libros: «Las Fiestas Mayores son siempre un manantial de cristalinas aguas que lavan diferencias y por eso mismo, refuerzan amistades, incrementan el entrañable sentido familiar y nos llevan al convencimiento por su natural alegría, de que todo el mundo es mejor de lo que suponíamos. La fiesta ha de ser abierta, generosa, con participación de todos, sin posibles discriminaciones, exentas de radicalismos y de presiones de difícil justificación. La fiesta es alegría e ilusión, pero la fiesta hay que mirarla también por dentro, porque tiene alma, sentimientos y raíces€».

«Emociones sinceras»

Fue el pequeño homenaje que quiso dedicarle anoche a su «iaio» antes de definirlo como «la persona más noble, buena y honesta que he conocido» y antes de exaltar las fiestas de la «Mari Deu». También pidió a los vecinos de Petrer que «No dejéis de escuchar nuestra Salve Marinera, que nos envuelve de emociones sinceras, como también al terminar, nuestro espectacular castillo de fuegos artificiales€y por supuesto el pasodoble Petrer en la calle la Virgen y vivir con plenitud todos los actos de estas fiestas tan nuestras».

María se puso íntima «porque sabemos que el camino se hace más fácil cuando no estamos solos, una madre como la Virgen del Remedio, siempre estará a nuestro lado» y se alegró al recordar «las veces que he salido de carassa con mi abuela Herminia, cogiendo todos los cojines posibles para disfrazar nuestras siluetas€». Para la pregonera «la fiesta tampoco ha cambiado tanto. La esencia es la misma, pero vista desde otro prisma» y también aludió a la patrona: «Admiradla a su paso, es toda una divinidad» y también el día 7, «el día en el que la honramos y es tradicional comer en familia y si es con fasegures, mucho más nuestro».

En definitiva, un pregón hecho y dicho con el corazón por una mujer muy querida en el pueblo, en una noche de poesía en la que sonó el pasodoble «Petrel» y la marcha «A la mare de Déu del Remei», hubo pasacalle con volteo de campanas y disparo de palmeras.