Francisco Juan Martínez Mojica, doctor en Biotecnología, profesor titular del Departamento de Fisiología, Genética y Microbiología de la UA y candidato al Premio Nobel de Medicina, también es desde ayer el padrino de los Vinos de Alicante 2017. Una añada de la que se espera obtener una extraordinaria calidad y que, en estos momentos, se está recolectando en una de las campañas más prematuras de las últimas décadas por las escasas lluvias y las altas temperaturas.

El acto de la Vendimia Abierta de la Denominación de Origen Protegida se celebró al mediodía de ayer en Petrer, en las renovadas instalaciones de Bocopa, la Bodega Cooperativa de la Provincia de Alicante, que este año alcanza su 30 aniversario. Un evento en el que Francis Mojica -como a él gusta que le llamen- realizó el corte simbólico del primer racimo y que contó con una nutrida representación política, agrícola y social. Entre los asistentes se encontraban los alcaldes Rubén Alfaro, de Elda; Irene Navarro, de Petrer e Isidro Monzó, de Salinas; el diputado provincial de Fomento, Sebastián Cañadas; el secretario autonómico de Agricultura y Desarrollo Rural, Francisco Rodríguez Mulero, además de los responsables de Bocopa y del Consejo Regulador de Vinos de Alicante, José Miguel Castelló y Antonio Miguel Navarro, junto a bodegueros, viticultores, presidentes de cooperativas, Ruta del Vino y responsables de diversas organizaciones agrarias.

El investigador ilicitano recibió numerosos elogios por su extraordinaria labor científica y él devolvió la gentileza mostrándose muy cercano y agradecido por la distinción recibida. «Ser nombrado padrino de la vendimia en mi tierra es un honor y un reconocimiento muy entrañable como científico y como alicantino», indicó el aspirante al Nobel recordando las anécdotas que desde su infancia le han vinculado a la bebida de los dioses. «Como cuando iba con mi padre a comprar vino a las bodegas de Algueña, La Romana y El Culebrón. O cuando mi madre me daba de postre una rebanada de pan con vino y azúcar antes de ir al colegio», evocó aludiendo también a la imagen de su abuela con una garrafa de vino dulce llenando las copas de toda la familia en las cenas navideñas. «Así que salíamos todos de casa cantando villancicos», dijo despertando sonrisas y aplausos.

Pero antes de visitar las instalaciones de Bocopa, posar para la foto de familia en la nueva fachada obra de Federico Lizón y estampar su firma en un tonel, el brillante investigador hizo una confesión a este diario. «El Marina Alta de Bocopa nunca falta en mi casa desde el año 2001 porque a mi mujer le encanta tanto como a mí», aseguró reservándose sus preferencias sobre los tintos. Pero Rodríguez Mulero, que estaba a su lado, salió raudo al paso y le aconsejó el Laudum Roble. «Que es un tinto impresionante» afirmó el secretario de Agricultura antes de brindar por una añada de grandes éxitos para los vinos de Alicante y para la trayectoria científica de su nuevo padrino.