La Conselleria de Educación ha roto el acuerdo alcanzado hace una semana con la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del colegio público Cervantes de Sax y ha decidido, unilateralmente, que las clases comiencen el próximo lunes aunque no se hayan instalado en los patios las dos escaleras prefabricadas, tal y como se había comprometido.

Cabe recordar que la Conselleria había aceptado aplazar el inicio del curso para garantizar la seguridad de los 350 alumnos de Infantil y Primaria matriculados este año. Una postura favorable que llevó a las familias afectadas a desconvocar las concentraciones de protesta programadas.

Los responsables de la dirección territorial de Educación se reunieron en la tarde de ayer con miembros del consejo escolar, la AMPA y la dirección, y también les comunicaron que la obras que faltan por realizar se acometerán cuando no estén los escolares. Esto es, por las tardes y durante el fin de semana del 23 y 24 de septiembre. Sin embargo, a partir del lunes, los alumnos tendrán que acceder a las clases de las dos alas de la planta superior por la zona de recepción y la escalera interior del edificio, que están apuntaladas desde junio por los importantes daños estructurales que presenta el torreón central construido en 1936.

Según se indicó ayer desde la Conselleria a la AMPA, una de las escaleras prefabricadas estará lista el jueves 21 de septiembre y la otra el lunes 25. Eso en el mejor de los casos. Además, para cumplir con el plan de evacuación, y hasta que se coloque uno de los accesos alternativos, está previsto reubicar tres clases en el centro Blas Ribes.

Tanto los profesores como la dirección son conscientes de la situación de intranquilidad e indignación que la medida va a generar entre las madres y padres. Éstos habían acordado inicialmente que no llevarían a sus hijos al colegio por falta de seguridad hasta que no se instalarán las escaleras prefabricadas que eviten el paso por la zona apuntalada. Pero ahora tendrán que decidir si siguen adelante y en bloque con esa postura, o bien adoptan la decisión de llevar o no a sus hijos al colegio de forma particular. En cualquier caso, desde que el problema se detectó han pasado más de tres meses. Tiempo suficiente para haber instalado las escaleras aprovechando, además, las vacaciones de julio y agosto.