Los vecinos de Villena demostraron su devoción al acudir masivamente a la romería de Nuestra Señora de las Virtudes, patrona de la ciudad, que cada año conduce un sentimiento de afecto y fe desde el santuario, ubicado en la pedanía de las Virtudes hasta la iglesia de Santiago, en el centro de la población, pasando por los tradicionales lugares y paradas de los Arenales, la ermita de San Bartolomé y los Salesianos.

A las seis de la tarde, la patrona salió por la portalada del santuario a hombros del grupo de portadores, que organizan el trayecto de la patrona a lo largo de la romería facilitando que todo aquel que quiera pueda llevar a la sagrada imagen. Éste fue uno de los momentos más emotivos de la tarde del último domingo de agosto. Los aplausos y los llantos de emoción se sucedieron en el momento en que la Virgen apareció y unas palomas del club colombófilo «Salvatierra» sobrevolaron su corona. Mientras los miles de romeros se agolpaban en el primer tramo del camino, los arcabuceros de la comparsa de Piratas anunciaron con disparos de pólvora que la Virgen iniciaba el camino.

Con el pañuelo de romero que pone a la venta la Junta de la Virgen, y que este año fue blanco con la escultura de la patrona de Navarro Santafé, personas de todas las edades aguantaron el sol del verano con un único objetivo arropar a «la Morenica». Es la primera vez que se representa la imagen sin manto en uno de los pañuelos y el diseño es de la Regidora Mayor 2016, Diana Ferriz.

La patrona lució el manto en tonos rosas, que la familia Salesiana regaló a la Patrona en el año 2011. Así la Junta de la Virgen hizo un guiño al centenario de la llegada de los Padres de esta orden religiosa a la ciudad.

En el camino, los romeros se pararon a saciar su sed en los múltiples avituallamientos de agua. En esta edición colaboraron con la entrega de botellines las comparsas de Moros Nuevos, Piratas, Estudiantes y Cristianos así como el Ayuntamiento y Junta Central y empresas locales como Zanemi y SGS.

Pasadas las ocho de la tarde, la imagen entró a la explanada de la ermita de San Bartolomé. Desde su aparición en este paraje la campana sonó en todo momento. Allí, el número de romeros dispuestos a escoltar a la talla aumentó. En este punto comenzó su tramo final hasta el casco urbano.

La oscuridad fue adueñándose de la tarde cuando la comitiva entró en el casco urbano y la población se echó a la calle para verla pasar por la arteria principal de la ciudad hasta llegar a la iglesia de Santiago. «La Morenica» entró en la iglesia de los padres Salesianos y se procedió al encendido oficial de las luces de fiestas y unos fuegos artificiales anunciaron a la población que la patrona ya se encontraba en Villena.

Al llegar a la iglesia de Santiago, la Junta de la Virgen procedió a bendecir el trono restaurado, construido en 1948, que eleva a la patrona en el altar de la iglesia arcedianal.

Pasacalles

A las diez de la mañana, de forma puntual, se escuchó el primer disparo de arcabucería desde la iglesia de Santiago. Fue el capitán de la comparsa de Moros Viejos el que inició el acto que marca el anuncio de las fiestas de Moros y Cristianos de Villena, que se celebran del 4 al 9 de septiembre.

Villena se ha acogido a la antigua normativa de la pólvora con el fin de dar un respiro a los arcabuceros y al mundo de las fiestas a adaptar a la nueva legislación. Y a pesar del leve descenso de arcabuceros con motivo del endurecimiento de la reglamentación más de 300 festeros salieron ayer a la calle, en uno de los actos donde el sonido de las armas de avancarga son las protagonistas.

Tras los arcabuceros de cada una de las catorce comparsas, llegó la música con los cargos festeros y las autoridades festeras y civiles. A la Banda Municipal de Música le siguió una marea humana. Los festeros ataviados con sus camisetas de peñas y comparsas calentaron motores para los días grandes. El final de acto inundó de humo y del sonido atronador de las armas la plaza de Santiago, mientras los alféreces de las catorce comparsas rodaron las banderas. Así, se puso el punto final a una mañana festera El último fin de semana de agosto marca el inicio de las fiestas patronales de la localidad. Son fechas cargadas de actos en las que el mundo festero pisa el acelerador para ultimar los preparativos de los importantes festejos locales.