Tres horas rondó el desfile de la Gran Entrada Mora que arrancó cuando el tórrido sol de la tarde comenzaba a ocultarse por las montañas de Aspe. Las marchas moras y cristianas de las ocho comparsas se convirtieron en la banda sonora de la conquista. Miles de personas, muchos extranjeros y vecinos de localidades próximas, se agolparon en las calles del centro para ver a las filás desfilar. Y el espectáculo no defraudó. Cerca de 1.200 festeros, 40 más que el año pasado, lucieron galas y armas en una noche para el recuerdo porque había llegado el primer gran acto de las Fiestas de Moros y Cristianos en honor a la Virgen de las Nieves.

En esta ocasión abrieron el festejo los Lanceros de Uchel, con su reinado, capitán y abanderada. Y tras ellos el resto de las comparsas del bando de la cruz. Los elegantes Duque de Maqueda, la entidad que recuerda al señor de la población; los Estudiantes con su algarabía y los Contrabandistas de la Sierra Negra, la comparsa más joven y numerosa.

Sonaron entonces los timbales e irrumpieron desde la parte alta de Aspe las huestes de la media luna. Primero los Moros Fauquíes, con la tropa más numerosa, y a continuación los Moros Sulayman, fundados en honor al reyezuelo árabe que aparece en la historia local; los Moros Alcaná y los Moros Aljau, dos comparsas con solera inspiradas en los parajes aspenses que guardan reminiscencias africanas. Con un boato tan original como exótico el sultanato Aljau conquistó al pueblo de Aspe mientras el capitán y la abanderada avanzaban majestuosos despertando la admiración de todo el público.

Pero la segunda jornada de fiestas comenzó por la mañana, a las 11 horas, con el Pasacalles Infantil desde la plaza Gregorio Rizo y la posterior Embajada que los más pequeños protagonizaron, por segundo año, en la Plaza Mayor.

Ochenta niños participaron en el divertido desfile y quince en la Embajada, que reunió a cientos de espectadores. Festeros y no festeros que, al amparo de los toldos, disfrutaron con el singular espectáculo que se desarrolla en un castillo especial instalado sobre el escenario. Hoy Aspe celebra el tercer día de unos Moros y Cristianos en los que sigue estando muy presente el recuerdo del anterior alcalde de fiestas, José Antonio Botella «El Huerta», fallecido este año tras ostentar el cargo desde la fundación de las fiestas en 1978.