La emblemática plaza Castelar de Elda sigue dando problemas al Ayuntamiento dos años después de su cara y polémica reforma. Las soluciones técnicas aplicadas en las zonas donde se alternan las franjas de césped con las de mármol no han dado los resultados esperados y siguen produciéndose caídas. Pero no es el único contratiempo. Algunas de las losetas de piedra de las escaleras que dan acceso al parque por la zona del restaurante presentan varios centímetros de separación. Hay bancos que necesitan una «manita» de pintura y la tarima de madera próxima a la estatua de Castelar se rompe con demasiada frecuencia.
Precisamente por ello hace unos días los operarios de la brigada municipal tuvieron que precintar la zona para evitar accidentes.
Los usuarios más asiduos también se quejan de los socavones del alcantarillado en las zonas verdes y del peligro que algunos juegos infantiles suponen para los niños de corta edad por su altura. Las obras de renovación de la plaza se adjudicaron en 2014, durante el mandato de la popular Adela Pedrosa, y el proyecto partió con un presupuesto de licitación de 1.843.614 euros. Ahora en Elda el gobierno lo forman PSOE y Compromís, pero el problema persiste.
