Las aguas trasvasadas del Júcar-Vinalopó comenzarán a discurrir en el verano de 2020 por la margen izquierda de la provincia para regar los campos de Monforte del Cid, Petrer, Pinoso, Novelda, Agost y Monóvar. Precisamente en esta última localidad es donde el secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro, y el director general del Agua, Manuel Aldeguer, dieron a conocer ayer a los responsables de la Junta General de Usuarios del Medio Vinalopó los detalles de la esperada obra del post-trasvase.

Los trabajos del tramo 0, el de la conducción que partirá del embalse monovero de El Toscar para llegar a la carretera CV-833 que enlaza con Pinoso, comenzarán el próximo mes a cargo de Tragsa con una inversión de 2,7 millones. Para los tramos 1 y 2 las previsiones del Gobierno valenciano es que los proyectos sean adjudicados y las obras iniciadas en un año, cerrándose la actuación con el inicio de la ejecución del tramo 3 a finales de 2018. Aunque la actuación ha variado respecto a los planes iniciales de 2010, el responsable de Medio Ambiente considera que no lo ha hecho en lo esencial. «La única medida excepcional -ha puntualizado- es que en estos momentos se está negociando con Adif -el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias- para que las tuberías discurran junto a la vía férrea en algunos puntos», lo que abarataría costes, simplificaría mucho los trabajos y acortaría los plazos.

«En el horizonte de agosto de 2020 podremos tener ya los 36 kilómetros de la red de conducciones de la margen izquierda listos para recibir los primeros caudales procedentes del Júcar», adelantó el secretario autonómico justificando el retraso que ha sufrido el proyecto en la necesidad de minimizar el impacto ambiental y en la lenta tramitación burocrática. Un problema que en este caso se ha visto agravado debido a que el PP, tras décadas de gobierno, ha dejado a la Administración autonómica «sumida en la anorexia para facilitar sus planes de externalizar sus funciones».

Dudas sobre la calidad

Esta infraestructura en la que se van a invertir 45 millones de euros y que acumula un retraso de siete años es de vital importancia para la distribución de los caudales con destino al regadío procedentes del Azud de la Marquesa. Un aporte hídrico imprescindible para disminuir la grave sobreexplotación que padecen los acuíferos del Sistema Vinalopó-Alacantí. Pero en la provincia de Alicante siguen generándose dudas sobre su óptima calidad tras las últimas analíticas que han detectado mercurio en algunos peces de la toma del trasvase en Cullera. «Todo lo que genera dudas puede mejorar las cosas si hay diálogo. Pero el punto de equilibrio es que el trasvase ofrece agua en cantidad y de calidad que parte de un gran consenso social. Yo creo que la peor agua es la que no llega y respecto al tema del mercurio se trata de una situación puntual que los poderes públicos debemos velar para que no se repita mediante un control más riguroso», expuso Julià Álvaro junto al alcalde de Monóvar, Natxo Vidal.