El barrio de Numancia es uno de los grandes olvidados de Elda. Le separan tres calles del centro administrativo de la ciudad, el Ayuntamiento y, sin embargo, sus oídos parecen estar sordos a la multitud de reclamaciones que realizan los vecinos. La última de sus demandas es la de limpiar los solares vacíos de la zona, que son un foco de infecciones y plagas. Además, exigen que se realice una desratización y desinfectación.
Los vecinos echan la vista atrás y el barrio de Numancia, en concreto el Altico de San Miguel, sufre las mismas dolencias que hace una década e incluso, algunos se atreven a decir que dos. En este tiempo, el vecindario ha levantado la voz para frenar la degradación de una zona que cada vez se encuentra peor. En los diferentes Consejos de Barrios se ha planteado las necesidades del distrito y las autoridades se han comprometido a dar solución por lo menos a los más urgentes. Pero las palabras se las lleva el viento y el resultado ha sido nulo.
El antiguo parque-merendero del Altico de San Miguel, desde el que se divisa una de las mejores vistas de la zona del rio de Elda se ha convertido en un auténtico vertedero donde va a parar el escombro, la basura e incluso los residuos del cableado robado del que han separado el cobre.
El barrio precisa limpieza y actuaciones urbanísticas importantes pero sobre todo una regeneración social que le devuelva a su situación anterior. Su espíritu de barrio popular y alegre, habitado en su mayor parte por trabajadores durante los años de la posguerra, ha sucumbido a la decadencia. Los vecinos que llegaron a este barrio de trabajadores han ido falleciendo y nadie ha ocupado estas casas. Así se ha convertido en un barrio marginal, casi una continuación de la Tafalera.
En total, los barrios de Numancia y la Tafalera engloban una superficie de más de 18 hectáreas. Numancia se caracteriza por ser un barrio consolidado con población originariamente de clase obrera. Conviven casas unifamiliares de dos y tres alturas de calidad media-baja, y plurifamiliares de hasta tres plantas con bajos comerciales e industriales, principalmente de calzado. Conserva la trama urbana originaria, con grandes pendientes, y requiere de mejoras en cuestiones como iluminación, pavimentación, aceras, mobiliario urbano y zonas verdes.
Numancia y la Tafalera están pendientes de una programa de regeneración que nunca llega, que nunca se hace efectivo y que siempre está en proyecto. De hecho, la actuación de regeneración y rehabilitación del barrio quiere empezar por el Altico de San Miguel y el antiguo vivero. El presupuesto para esta actuación debe alcanzar los 200.000 euros.
