El responsable del Servicio de Atención e Información al Paciente (SAIP) del Hospital General Universitario de Elda durante los últimos diez años, Diego José Ibáñez Gallardo, ha sido investido Doctor en Ciencias de la Salud por la Universidad de Alicante. Se convierte, por tanto, en el primer enfermero eldense en alcanzar el máximo grado académico en esta especialidad. Cuatro años ha estado investigando Ibáñez la «Influencia de los patrones de la comunicación entre el personal sanitario, pacientes y familiares durante todo el procedimiento quirúrgico». Y ese es, precisamente, el título de la tesis doctoral que presentó en octubre 2016 recibiendo la máxima calificación.

«La comunicación entre los médicos y enfermeros con los pacientes y su entorno más cercano es fundamental y, de hecho, está demostrado que puede ayudar a curar», explica el profesional. «Sin embargo, cuando no hay conexión, empatía ni diálogo el enfermo desarrolla un sentimiento de indefensión e inseguridad que le causa miedo, lo que a su vez puede generar complicaciones postoperatorias», añade.

A través de su exhaustivo estudio, el responsable del SAIP ha explorado las vivencias de decenas de pacientes, familiares y profesionales sanitarios en torno a todo el procedimiento quirúrgico, pero profundizando en el proceso de aprendizaje de dichos cuidados.

El objetivo general de su tesis doctoral ha sido analizar el impacto de la comunicación verbal y no verbal entre el paciente, familiar y personal sanitario en las Unidades Quirúrgicas Hospitalarias, mientras que los objetivos específicos se han centrado en analizar el nivel de conocimientos del lenguaje no verbal entre el personal sanitario, y clarificar y no interpretar dicho lenguaje en todo el proceso, reconociéndolo y registrándolo.

Atender a los sentimientos

En su trabajo Diego Ibáñez llega a la conclusión de que existen problemas importantes respecto a las cualidades de los emisores, es decir de los profesionales sanitarios, en la forma en la que algunos de ellos tienen de transmitir el mensaje a los pacientes antes de someterlos a una intervención quirúrgica. «Observamos una comunicación distante, muchas veces no se tiene en cuenta la necesidad de clarificar el mensaje ni atender a los sentimientos ni a las demandas del paciente y a ello se une, en ocasiones, una clara falta de delicadeza en la forma de decir las cosas y cuando decirlas», advierte el nuevo Doctor ofreciendo las claves que pueden corregir esos errores.

Él cree que la solución es sencilla. «Pasa necesariamente por fomentar el diálogo y la cercanía con los enfermos y sus familiares creando canales de comunicación más directos y sencillos». Una dinámica que también contribuye a evitar el estrés desencadenado por la incertidumbre que sufre la familia del paciente que debe pasar por quirófano. Y en este sentido en su tesis doctoral se incide en la necesidad de mejorar las habilidades tanto en el lenguaje verbal como en el no verbal. «Hasta hace unos años estas cuestiones no se tenían casi en cuenta pero ahora la tendencia está cambiando para mejor», destaca Diego Ibáñez aludiendo a la incorporación en el plan de estudios de muchas carreras de las técnicas de comunicaciones.

Para el enfermero eldense el logro alcanzado supone un estímulo más con el que seguir investigando sobre aquellos aspectos de relevancia e interés en el mundo de la Enfermería. Pero especialmente en todo lo relacionado con la humanización y la relación de ayuda de los cuidados enfermos.