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Medio Vinalopó

Las previsiones de la cosecha de uva de mesa caen un 50% por el «estrés» de la viña

Los productores habían vaticinado una buena campaña por las condiciones climatológicas favorables de noviembre a enero

Una finca de uva de mesa situada entre Novelda y Aspe. ÁXEL ÁLVAREZ

Decepción. Es lo que siente la mayoría de los productores de uva de mesa embolsada del Vinalopó. Un sector que genera mucha riqueza con las exportaciones y da empleo a 11.000 trabajadores de forma temporal cada año.

Las previsiones de que en la presente campaña se produciría un aumento de la cosecha del 20% en las variedades tempranas se han desvanecido y las pérdidas se estiman ahora, en el peor de los casos, en torno al 50% en las uvas Ideal y Red Globe. No así en la Doña María que se recoge en octubre y, de momento, mantiene buenas perspectivas.

Las óptimas condiciones climatológicas, tras tres años de sequía crónica en las viñas del Medio Vinalopó, hacían prever una recolección con más cantidad y de mayor calidad que el año anterior. Así lo publicó este diario en el pasado mes de marzo recabando la opinión de los profesionales del sector. Entonces se pensaba que las intensas lluvias registradas en noviembre, diciembre y principios de marzo, y el frío que llegó en enero con la oleada de nevadas por toda la provincia, habían conseguido eliminar el «estrés» que venían sufriendo las cepas por la continua falta de agua y los riegos de mala calidad.

Pero estaban equivocados. Y ahora toca revisar a la baja los halagüeños pronósticos realizados dos meses atrás. La peor parte se la llevan la uva apirena -sin semilla- que en algunas zonas ha visto mermada su producción hasta en el 80%. También las variedades Ideal y Red Globe caen en un 50% respecto a la cosecha del año anterior que no fue, precisamente, muy espléndida. A modo de ejemplo los agricultores consultados por este diario han aludido a muchas de las fincas de espaldera de la comarca dedicadas al cultivo de la uva Ideal. Lo normal es que la planta desarrolle entre 14 y 15 racimos. Pues bien, este año no superan los 8 y 9 racimos.

Y en lo que se refiere a la variedad estrella, la Aledo, todo apunta a que la reducción alcanzará por término medio el 20%, por lo que se pasará de recolectar los 20 millones de kilos de la pasada campaña a los 15 millones de kilos de la actual.

El único consuelo que les queda ahora a los agricultores es que el desarrollo de los racimos está siendo excelente. No obstante, habrá que comprobar cómo se desarrolla el proceso del «cuaje» a lo largo del mes de mayo y primeras semanas de junio para sacar conclusiones más precisas.

El otro aspecto positivo es que las raíces de las cepas están en las mejores condiciones de los últimos años, lo que podría condicionar en la siguiente campaña un incremento de la producción, el aumento del calibre de la uva y una mejora en la calidad de la fruta más preciada del Medio Vinalopó.

Las primeras brotaciones

A finales de marzo, con el inicio de la estación primaveral, comenzaron a producirse las primeras brotaciones en las viñas del Vinalopó. Los productores pudieron observar entonces el buen estado y color de las yemas y comprobar que las raíces presentaban mejorías sustanciales con respecto a cosechas anteriores, encontrándose limpias de salinidad. Por eso vaticinan un incremento de la cosecha, con respecto al año 2016, de entre un 15% y un 20% en las variedades tempranas como la Victoria, la Red Globe y la Ideal. Pero en apenas dos meses los agricultores del «Valle de las Uvas» han pasado de la alegría a la decepción.

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