En la escultura de Emilio Castelar de Elda, que preside la plaza que lleva su nombre, han aparecido distintas pintadas en la parte trasera del monumento.

El acto vandálico no se debe a la obra de algún grafitero novato, sino que el autor de los hechos se ha dedicado a escribir el nombre de sus amigos y algún mensaje de amor.

Al mismo tiempo, se dedicó a pintar unas bragas sobre la figura femenina del pedestal, obra del escultor Florentino del Pilar.