Los bomberos del Vinalopó se enfrentaron ayer a uno de los rescates más complejos, largos y arriesgados de los últimos años. Tuvieron que trabajar descolgándose desde el puente con cuerdas a cinco metros del suelo. En un primer momento solo sabían que el conductor, un ciudadano del Este de 49 años, estaba atrapado debajo de la cabina y pegado al muro de hormigón porque lo oían. Era imposible verlo y para acceder hasta dónde estaba tuvieron que abrirse hueco por la litera. Pero extremando las precauciones porque al excarcelarlo podía precipitarse al vacío. Fueron tres tensas horas en las que los siete bomberos desplazados desde Elda trabajaron a marchas forzadas mientras infundían ánimos y tranquilidad al accidentado. «¡Venga sacadme de aquí ya, romper, romper, que me duele mucho el pecho!» gritaba en los momentos en los que recuperaba la consciencia. «Sé fuerte y aguanta que lo vamos a lograr» le respondían los bomberos. Y lo consiguieron porque permanece estable en el Hospital de Elda con traumatismo torácico y pronóstico reservado.