El joven aspense Samuel Gallego no podía imaginarse que gracias al curso de primeros auxilios para desempleados al que se apuntó hace dos semanas lograría salvarle la vida a un joven. Y mucho menos podía imaginar que el alcalde, Antonio Puerto, lo recibiría en su despacho para felicitarle por su acción humanitaria, trasmitirle su agradecimiento personal y mostrarle su admiración «por ser un ejemplo a seguir». Y eso fue, precisamente, lo que pasó ayer como consecuencia de lo ocurrido en la madrugada del domingo.

Samuel se dirigía a su casa cuando vio a un joven de 23 años tumbado en la calle Santa Rita mientras otro lo estaba atendiendo. Se había caído pero se encontraba consciente y respiraba bien cuando él se acercó a socorrerlo. Comenzó entonces a vomitar y Samuel, siguiendo todo lo aprendido en el curso de primeros auxilios ofrecido por el Ayuntamiento de forma gratuita para los parados, lo colocó en posición lateral. En ese momento, y según su propio relato, el joven entró en parada cardiorrespiratoria y comenzó a agonizar. «No lo pensé dos veces. Lo volví a colocar boca arriba, pedí una toalla a unos vecinos y le hice el mecanismo frente-mentón para evitar que se pudiera ahogar. A continuación le rompí la camisa y empecé a hacerle la reanimación cardiopulmonar hasta que, al llegar a la compresión cuarenta, recuperó las constantes vitales. Y como seguía vomitando de nuevo lo coloqué en la posición lateral de seguridad», recordaba ayer. Pero a los cinco minutos volvió a entrar en parada y de nuevo Samuel le practicó la reanimación logrando que recuperase la conciencia.

Transcurrieron quince minutos hasta que llegó la ambulancia que se lo llevó al centro de salud de Aspe y, desde allí, al Hospital del Vinalopó de Elche, del que ya ha sido dado de alta tras un día en observación. «La verdad es que gracias al curso estaba seguro de todo lo que hacía pero fue un momento raro porque era la primera vez que me enfrentaba a algo así y, desde luego, si no hubiera tenido esos conocimientos no habría sabido cómo reaccionar», confesaba en tono sereno asegurando que el próximo taller municipal al que se inscribirá será el de socorrismo acuático. «Ahora estoy en el paro y quiero ir al ejército pero mientras tanto voy a aprovechar estos cursos que imparte la Cruz Roja de Aspe para seguir formándome», explicó por último mientras recibía dos buenas noticias de su profesor Javier Guillén. Después de la proeza realizada quedó exento de realizar ayer el examen práctico del curso y, además, también obtuvo la máxima nota en el teórico. Pero para Samuel «no hay nada más grande» que salvar una vida.