Sin un duro. Sin presupuesto alguno, un grupo de emprendedores de Petrer y de Elda han puesto en marcha el proyecto de «La Ciudad sin Ley». El nombre lo han tomado prestado del lugar donde se ubica el especial centro de trabajo, inspirado en la filosofía de los «loft» neoyorquinos y en la recuperación de los materiales, los productos y los espacios. Así, del declive y el abandono de la zona industrial, el grupo de emprendedores ha sabido sacar provecho.
En el corazón de Petrer, escondido entre callejuelas se encuentra «La Ciudad sin Ley». Así se conoce a la antigua zona industrial donde se ubicaron los primeros talleres de calzado de la ciudad, que durante la Guerra Civil pasó a ser una fábrica de armas. En la actualidad gran parte de la naves están abandonadas y en los planes urbanísticos del Ayuntamiento de Petrer se planteaba la demolición de la zona industrial.
La crisis económica, la falta de dinero para abordar posibles agresiones urbanísticas contra las viejas naves las salvó de la destrucción. Cuando el deterioro comenzaba a cebarse en ellas, un grupo de emprendedores encontró en este escondido lugar el sitio ideal para plasmar sus ideas más atrevidas. La recuperación de un espacio, que es uno de los únicos y más antiguos patrimonios industriales de la ciudad, es uno de sus objetivos. El segundo es la creación de un espacio creativo diferente donde empresas y profesionales afines conjuguen en las naves de «La Ciudad sin Ley» tanto trabajo como ocio. Quieren ser un polo de atracción para la creación e innovación artísticas.
El grupo de emprendedores impulsor del proyecto son tanto profesionales como empresas unidos bajo el paraguas de «La Ciudad sin Ley» y son supervivientes de los años de crisis. Reconocen en el esfuerzo su valía como profesionales pero además de trabajar quieren que la nave remodelada con mucho trabajo, imaginación, cooperación y sin un euro de presupuesto sea también un centro cultural.
Esperan que la iniciativa contagie a otros de su espíritu y así se creen sinergias culturales. Buscan la recuperación del espacio urbano en desuso, la conservación de la memoria histórica del lugar, así como facilitar la comunicación y las sinergias entre distintas iniciativas artísticas, acogiendo proyectos, cediendo espacios para exhibiciones, conciertos, talleres abiertos al público, y una variada y muy completa programación de actividades
No es iniciativa del Ayuntamiento ni de ningún impulso público institucional. «La Ciudad sin Ley» es obra de sus residentes. Una obra todavía inacabada. Y en parte quieren que siga así. Desean que la calle sea también parte del espacio donde realizar actividades culturales o talleres profesionales al tiempo que guarda la esencia de lo que fue en los años 40 ó 50 del siglo pasado.
Informáticos, creativos, artesanos, diseñadores gráficos comparten este lugar de trabajo. Nada hay nuevo en él. Todo proviene de antiguas fábricas de zapatos, de cafeterías, de talleres de los años 50 ó 60, que se ha remodelado, puesto en valor y sirve a modo de silla, de mesa de trabajo.
El creador del grupo «The Homeless», principal motor del proyecto, Emmanuel Cienmandragoras, incide en que «hemos establecido en el espacio una serie de talleres artesanales». «Utilizamos las herramientas tecnológicas para hacer artesanía porque en nuestro trabajos no es tan importante la tecnología como el factor humano y así se mantiene el espíritu de la ciudad», asegura.
