El geriátrico mancomunado de Pinoso, Algueña, La Romana y Hondón de los Frailes abrirá sus puertas en el primer trimestre de 2017 tras permanecer 14 años terminado y cerrado. El proyecto de los Presupuestos de la Generalitat Valenciana contempla destinar para tal fin 784.580 euros. Una cantidad que corresponde al concierto del 75% de las plazas de la residencia geriátrica de la Mancomunidad de la Vid y el Mármol -unas 80 en total-, lo que permitirá poner en marcha el centro al salvar el principal escollo con el que se ha encontrado el equipo de gobierno socialista de Pinoso durante los cinco últimos años.
«Una de las mejores noticias que podíamos recibir los cuatro municipios es que la Generalitat incluyera el geriátrico en sus presupuestos por fin, y que la apertura sea pronto una realidad y no todas esas veces anteriores en los que ha sido anunciado por parte de otros gobernantes -en alusión al PP- cuando sabían que era imposible que pudiera pasar», señaló ayer Lázaro Azorín en su doble condición de alcalde de Pinoso y presidente de la Mancomunidad.
«Este es el resultado de las numerosas gestiones que hemos realizado durante los últimos años, las reuniones que hemos mantenido con los responsables de Sanidad y Bienestar, y la documentación que hemos tenido que preparar para que el centro pueda funcionar», añade Azorín tras haber ratificado, en un reciente encuentro con Esteban Vallejo, delegado de Presidencia en Alicante, la aportación de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la que el alcalde ya fue informado unas semanas antes. «Quisimos esperar a corroborar lo que Aurelio Carrión, el subdirector general de Envejecimiento Activo y Autonomía, nos prometió en febrero cuando nos trasladó que el nuestro sería uno de los centros que se verían beneficiados con el incremento de plazas concertadas previsto por el Consell», ha precisado el primer edil.
Ahora la secretaría de la Mancomunidad trabaja a contrarreloj para completar los trámites administrativos necesarios y que la residencia cuente con todos los permisos y autorizaciones municipales y autonómicas. «Aunque parezca increíble faltaban cosas tan esenciales como la licencia de actividad, el registro del inmueble en el registro de la propiedad o la autorización de uso de la Conselleria de Servicios Sociales», asegura Azorín. Y mientras tanto también se trabaja en la redacción de los pliegos de prescripciones técnicas y administrativas que determinarán las obligaciones del contratista que prestará el servicio.
Fue a principios de 2003 cuando finalizaron las obras de esta residencia de 102 plazas, que fue promovida por los cuatro municipios del Medio Vinalopó para cubrir las necesidades existentes en materia de servicios sociales. El presupuesto se elevó a tres millones de euros y cada ayuntamiento asumió el pago del préstamo según el porcentaje de su población, correspondiéndole a Pinoso el 59%. Pero la Mancomunidad se encontró con un edificio acabado que se deterioraba con el paso de los años sin acoger actividad. Por eso en 2015, y tras las numerosas gestiones realizadas, la Generalitat autorizó que el departamento de Servicios Sociales de la mancomunidad y las asociaciones sociosanitarias pudieran ocupar parte del inmueble. Una medida que habrá que revisar a partir de ahora.
