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Petrer

Más que un empleo, la dignidad

Algunas empresas contratan a discapacitados forzadas para cumplir la ley pero la sensibilidad de los directivos es cada vez mayor

Más que un empleo, la dignidad

Carlos García Oliva recorre cada día los escasos metros que separan su casa en Petrer de la residencia de Cocemfe, que regenta la fundación Juan Carlos Pérez Santamaría, donde se atiende a personas con discapacidad grave. Allí convive con usuarios en sillas de ruedas, en un lugar completamente adaptado, que le facilita llegar a su puesto de trabajo. Él es el psicólogo del centro y juega con ventaja. Aquejado de una tetraplejia, es uno de ellos y entienden que «sienten» porque sus angustias, él las ha experimentado.

El psicólogo de la fundación es un ejemplo para muchos usuarios y trabajadores de Cocemfe así como de 43 las asociaciones de la provincia de Alicante que integran la federación. Carlos se define como un «tipo con suerte». Apenas había terminado sus estudios en la Universidad Miguel Hernández, cuando su padre le avisó de que estaban construyendo una residencia en Petrer, su pueblo natal. Y hasta allí fue a entregar el currículo, meses después y tras un duro proceso selección le contrataron.

Aunque para los trabajadores de la residencia de Cocemfe y quienes conocen mínimamente su historia, Carlos es un ejemplo de superación no es, ni de lejos, el perfil de quienes llenan las bolsas de trabajo de entidades y organismos que se dedican a buscar empleo a personas con discapacidad física, mental o intelectual.

En este sentido, el presidente Cocemfe, Antonio Ruescas, muestra los datos que ejemplifican como los números son tozudos y a pesar de que la concienciación en el empresariado es mayor a la hora de aceptar en sus plantillas a discapacitados, las cifras de paro en este sector son alarmantes. En la bolsa de Cocemfe figuran más de 3.000 demandantes de empleo. Sin embargo, en 2016, únicamente se ha intermediado en 100 contratos laborales. Mucho trabajo para los técnicos que se dedican a visitar empresas, a concienciar de los beneficios fiscales a asesores y gestores y a incentivar a los demandantes de empleo a que aumenten su cualificación profesional, y que obtienen unos resultados cuantitativos escuálidos.

Frente al rendimiento en número se encuentra el cualitativo. Cada empleo es una victoria y abre el camino a otros compañeros. Ruescas, García y el técnico de Recursos Humanos de Cocemfe, Carlos Antón coinciden en que las personas con discapacidad valoran más su puesto de trabajo.

El psicólogo de la Fundación Juan Carlos Pérez Santamaría reflexiona que «no nos otorgan la misma dignidad que a las personas que viven a nuestro alrededor. Se nos arrebata por la silla de ruedas y el trabajo nos la devuelve. Te da un medio de vida. Te sientes capaz. Y como te tienes que relacionar con otros trabajadores te ayuda a madurar». Un buen argumento para describir que significa para ellos levantarse cada día con el objetivo de llegar a su empleo. García concluye que «trabajar me ha cambiado la vida».

Las empresas mantienen sus miedos a la hora contratar discapacitados. Temen sus bajas, les asusta las obras de adecuación para que una silla de ruedas transite por sus instalaciones sin problemas. Por contra, la mayor sensibilidad en los mandos intermedios que se dedican a Recursos Humanos ha abierto puertas, que antes se mantenían cerradas. Desde Cocemfe son realistas. Saben que el empresariado no es el único problema a la hora de que encuentren un puesto de trabajo. Un alto porcentaje de los integrantes de sus bolsas poseen una cualificación muy baja.

La silla de ruedas pone en evidencia el problema pero, también, son muchos los que a simple vista no se intuye que tenga un alto grado de discapacidad como es el caso de Consolación Freire. Vecina de Petrer trabaja en el departamento de atención al cliente de Gimenez Ganga. Todo son elogios para una empresa que ha apostado por ella y que le guarda el puesto de trabajo si se debe enfrentar a una de sus múltiples operaciones de desviación de columna. La rehabilitación de la última le costó tres meses sin acudir al trabajo.

Consolación ofrece una dosis de brutal de realidad. Antes de llegar a Gimenez Ganga pasó por otras empresas y reconocen que la contrataron por su discapacidad y de manera algo «forzada» para cumplir con la legislación. Después la dejaron arrumbada en el peor de los horarios y en un puesto para el que no se requería su cualificación. La petrerense se lió la manta a la cabeza dejó su trabajo y tuvo como recompensa pasar a formar parte de Gimenez Ganga. Ante las bajas laborales, «el miedo siempre está ahí aunque nunca los abordas de forma directa».

Cifras

Un 67% de las empresas de Alicante, que cuentan con más de 50 trabajadores fijos en su plantilla no han contratado discapacitado alguno, según datos de un estudio que financió la Fundación Luis Vives, la Agencia de Desarrollo de Alicante y la Unión Europa. Cifras de hace más de una década pero, que según el presidente de Cocemfe, Antonio Ruescas siguen vigentes.«La situación es más grave que hace diez años porque parte de las empresas de más de 50 empleados han cerrado».

La perfil de los empleados es de un hombre con discapacidad física entre 25 y 42 años con un grado de minusvalía entre 33 y 64 por ciento y que realiza labores de baja cualificación. Del 100 por cien de los contratos formalizados para personas con discapacidad sólo el 32 por ciento son mujeres. Asimismo la mayor parte de los contratos están firmado por personas con limitaciones física frente a un 14 % con auditiva y un 10% con intelectual.

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