El servicio del archivo municipal de Pinoso ha conseguido reunir en el mismo lugar miles de expedientes y documentos con más de dos siglos de antigüedad, que contienen los más importantes hitos desde de la constitución de este pueblo del Medio Vinalopó. Este material se encontraba disperso en varios espacios que no reunían las mejores condiciones para su conservación, por lo que la concejalía de Cultura reservó un espacio en el Centre Cultural El PinósCentre Cultural El Pinós para custodiar, con garantías, este valioso legado histórico.
En los últimos meses el personal de la concejalía ha trabajado en el traslado de la documentación que estaba repartida entre los sótanos del Ayuntamiento y del Teatro Auditorio, así como en las diferentes oficinas municipales que se encontraban colapsadas. Custodiados por la siempre minuciosa y profesional archivera municipal, Clara Isabel Pérez, gran parte de los documentos ya se encuentran organizados, otros aún están pendientes de catalogación.
Hay unos 8.500 expedientes en 1.198 cajas trabajadas en la base de datos del archivo. «Y todavía queda muchísimo por describir. Calculo que podría haber unas 8.000 cajas y mucha documentación que nunca se ha trabajado, y otra que está en bases de datos de las oficinas que tengo que describir ya que nunca ha habido un sistema de archivo en el Ayuntamiento que afectara a toda la organización y , de hecho, cada uno ha hecho lo que ha podido para saber dónde tenía los documentos pero sin criterios archivísticos» ha explicado la archivera destacando alguno de ellos por su valor.
El más antiguo data del año 1812 y es el «Cabildo para el nombramiento de secretario del Ayuntamiento», que al amparo de la Constitución de Cádiz permitió que Pinoso se erigiera como Ayuntamiento por primera vez, aunque de forma temporal, pues Fernando VII anuló la Constitución y el derecho adquirido por el municipio a su regreso del exilio en 1814. Sin embargo, el privilegio real de Villazgo, concedido en 1826, es el documento de fundación del municipio y, aunque está digitalizado y se puede consultar en el Archivo, el original se custodia en la Alcaldía. Un par de décadas después está fechado un pliego de documentos de la Junta de Sanidad, que recoge las medidas que debía tomar el Consistorio frente a la primera epidemia de cólera morbo que azotó la España dejando alrededor de 800.000 fallecidos durante el siglo XIX. También tiene especial interés el primer expediente de subasta del aprovechamiento de 100 metros cúbicos de mármol del monte Coto, que data del año 1923. Y entre los más curiosos e interesantes se encuentra el proyecto para la construcción de una torre con destino a la colocación del reloj público, el emblema más conocido de Pinoso: la Torre del Reloj. Aprobado en 1897, se redactó para diseñar el edificio que mejor albergaría el reloj de Canseco, adquirido en 1889 para regular los tiempos de trabajo y que ya había sido instalado, sin éxito, en la Casa Consistorial.
El agua y el mármol
El agua, una de las grandes preocupaciones de la localidad, la producción agrícola y el trabajo de extracción minero en las canteras de mármol Crema Marfil ha dejado expedientes en distintas series documentales, como la escritura de los derechos del agua de la fuente de las Encebras (1884), acuerdos de pleno de distintas épocas, planos de construcción de los depósitos de agua del barrio de Santa Catalina (1926), fotografías de fuentes públicas o presupuestos extraordinarios para pagar la explotación de aguas subterráneas en el municipio como el que se aprobó en 1957. Pero el archivo de Pinoso también dispone de otros fondos, como los de la Universidad Enrique Tierno Galván, el Patronato del Instituto José Pérez Ochoa o la Cámara Agraria, y cuenta además con donaciones de particulares, entre las que se encuentran libros de contabilidad del Sindicato Agrícola de Pinoso o la Cooperativa Eléctrica de Pinoso, programas de fiestas, fotos y negativos de cristal, revistas y periódicos de diferentes periodos. Dice la concejala Silvia Verdú que es «vital» tener todo este patrimonio documental reunido y en unas condiciones de conservación óptimas para mantener la identidad y las raíces de Pinoso. Al fin y al cabo, un pueblo sin memoria no es un pueblo.
