Los disparos de arcabucería y la pólvora protagonizaron el segundo día de las fiestas de Moros y Cristianos de San Blas. El sonido de los arcabuces se escuchó a primera hora de la mañana despertando a muchos de los festeros que en la primera jornada participaron de forma multitudinaria en la Retreta. Era la procesión de la Candelaria, imagen que se cuela en la fiestas de San Blas y a la que los sajeños dedican toda una mañana con alardo de arcabucería y misa.

En esta jornada festiva, por primera vez desde que se prohibió la presencia de niños en los actos de arcabucería, unos 40 chavales volvieron a coger el arma de avancarga para participar en la procesión de Las Candelas. Para salvar la prohibición y recuperar la tradición del disparo por parte de los más pequeños, la Mayordomía de San Blas ideó un nuevo sistema de disparo.

Los arcabuces de escasa potencia disparan únicamente petardos, pero para evitar problemas cada niño estuvo acompañado por una persona mayor de edad y no tuvieron contacto alguno con la pólvora.

Por la tarde, se celebró la Bajada de San Blas, uno de los momentos más esperados de las fiestas. El patrón de la villa fue arropado en la tarde y noche de ayer por los miles de sajeños que lo acompañaron desde su ermita, situada a las faldas del castillo, hasta el templo parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Al ritmo del vals del santo, los Amigos de San Blas lo portaron por la sinuosas calles del centro histórico. En su trono no podían faltar las ramas de almendro en flor y más, en un año en que por las altas temperaturas los parajes naturales están cubiertos con la floración que ofrecen estos árboles.

En templo multitud de fieles lo esperaban para dedicarle "Viva la amistad" y el "Himno a San Blas". Dos composiciones que suscitan una emoción renovada entre quienes presencian uno de los actos más intensos y entrañables de los cinco días de fiesta.