El Ánade real (Anas plathyrynchos) es una especie de pato bastante común y, a diferencia de otras aves acuáticas, se ha beneficiado de las alteraciones humanas del medio ambiente. De hecho son muy adaptables y capaces de vivir y prosperar en espacios urbanos y, aunque se cree que su población está disminuyendo ligeramente, no está en absoluto amenazada.
En Pinoso nunca hasta ahora se había tenido constancia de su presencia. Es la primera vez que los técnicos del Área de Medio Ambiente han logrado identificarlo, fotografiarlo y grabarlo en video. Ha sido detectado en los humedales del Rodriguillo y del Prado volando y con crías, a las que incluso se las ha visto siguiendo a mamá pata cerca de la carretera.
Para José Carlos Monzó Giménez, biólogo municipal y responsable técnico de Medio Ambiente, «nos encontramos ante una grata y nueva sorpresa del humedal del Prado. La presencia del Ánade real es un indicador más de que este espacio, que es un hábitat protegido de interés comunitario, se está recuperando poco a poco y se está convirtiendo en un «oasis» para la fauna. Y el logro es mayor si tenemos en cuenta que en esta zona impera un clima semiárido, que es el segundo tipo de clima más seco del mundo después de los desiertos», precisa el experto.
Otro animal curioso y no habitual en estos ambientes recientemente detectado en el humedal es el piquituero (Loxia curvirostra). Fue observado en la olmeda cuando su hábitat natural son los pinares. Una especie que se suma a otras como el galápago leproso, la garza cangrejera y gran cantidad de invertebrados entre los que destacan los odonatos. Todos estos seres han sido identificados en Pinoso en los últimos años y, además de enriquecer la biodiversidad, suponen un creciente atractivo para el turismo naturalista y, especialmente, para los fotógrafos.
