El camino fue corto pero intenso. La Asociación del Camino de Santiago de Villena y la Asociación de Minusválidos Físicos (AMIF) unieron fuerzas para realizar cino etapas de la peregrinación a Santiago de Compostela. La aventura comenzó el pasado 5 de octubre y ayer regresaron a Villena, cansados pero con un montón de recuerdos y emociones que compartir con sus familiares y amigos.
Una ruta que realizan, en su aventura particular, miles de peregrinos al año, para los discapacitados es casi inalcanzable. Para lanzarse a este Camino necesitan un par de voluntarios que les apoyen, sillas adaptadas, arneses y cinturones de seguridad. Así, nació una hazaña que concluyó en la puerta del Obradoiro, y que ha dejado con un buen sabor de boca tanto a los 12 discapacitados -algunos de ellos físicos, otros con discapacidades psíquicas y algún otro con dificultades sensoriales- como a los voluntarios.
En el punto y final, la comitiva de 36 villenenses llegó al Ayuntamiento de Santiago de Compostela. Allí, la concejala de Deportes, María Castelao, les recibió y les felicitó por el logro conseguido. A su llegada a tierras gallegas, el campamento lo situaron en el Monte do Gozo. Desde allí, en un autobús adaptado iniciaban la caminata de 15 kilómetros. Así, cada día hasta llegar a la Catedral donde abrazaron al santo.
Este verano comenzaron los entrenamientos, pues no es tarea fácil cruzar el camino que lleva hasta Santiago de Compostela en una silla de ruedas, surcando tramos sin asfaltar, subidas de hasta un 14% y terraplenes de llenos de barro. Era necesario ponerse a punto, tanto para los voluntarios como para los discapacitados y así se fraguó una buena amistad, que les ha llevado a trabajar como un equipo muy bien compenetrado para sortear las muchas dificultades vividas en el camino, entre ellas la lluvia.
Además de jornadas de 15 kilómetros, tuvieron la oportunidad de asistir a eventos como el partido de la Selección Española de Voleibol, al que fueron invitados. También compartieron mesa con integrantes de la asociación COAGMI, asociación de discapacitados gallega que les apoyó en la logística. Porque no sólo precisaron ayuda en el Camino, sino también en el albergue, que no debía tener barreras arquitectónicas.
