El Cristo del Buen Suceso, cerró anoche las Fiestas Mayores de Elda con una procesión de emociones, oraciones y plegarias con las que el santo patrón regresó al templo de Santa Ana para, un año más y ya van más de 400, protagonizar el feliz reencuentro con la otra santa patrona de la ciudad, la Virgen de la Salud.

Pasadas las diez de la noche el estruendo de la pólvora anunciaba el colofón de cuatro días para el recuerdo, cuatro intensas jornadas donde lo religioso, lo social y lo festivo han vuelto a hacer historia en un septiembre lluvioso que, en esta ocasión, ha sido más otoñal que veraniego.

En Elda, sin embargo, el temporal ha pasado de largo y la talla salió a la calle en procesión y cubrió el itinerario previsto con absoluta normalidad. Una multitud la estaba esperando cuando descendió las escalinatas del templo parroquial de Santa Ana sobre las nueve de una apacible noche.

Pero minutos antes, como manda la tradición, se interpretó la Salve Solemne. Y solemne fue el lento caminar del Cristo del Buen Suceso a hombros de los 42 costaleros a los que iluminaban los 32 farolillos de las pesadas andas. Todos ellos, y ellas, cofrades de los Santos Patronos reflejando en sus sobrios rostros fervor y recogimiento. Sólo los vítores al Cristo rompían, de tanto en tanto, el silencio en un entorno de calles y casas engalanadas. Y cuando la venerada imagen cruzó por segunda vez la puerta de la iglesia comenzó la sentida despedida.

También surcó anoche las céntricas calles de Elda el barco que simboliza la llegada a la ciudad, en el año 1604, de las tallas de La Salud y El Cristo. Y junto al barco los niños y niñas vestidos de marineros, peregrinos, ángeles y de comunión. La tradicional estampa de una procesión en la que participaron cientos de fieles portando sus velas, y que miles de personas presenciaron a lo largo de un recorrido donde volvieron a sonar las marchas procesionales de las bandas y collas eldenses.