La lluvia caída ayer, durante la segunda jornada de las fiestas de Moros y Cristianos de Villena marcó el desarrollo de los actos previstos ya que sólo se pudo llevar a cabo la «Guerrilla y Embajada del Moro al Cristiano» en el castillo de la Atalaya.

A pesar del aguacero, arcabuceros, embajadores, festeros, los cargos de las distintas comparsas y público en general pusieron al mal tiempo buena cara, y participaron en el acto vespertino.

Cuando parecía que el tiempo iba a dar una tregua, a las cinco de la tarde, tal y como estaba previsto desde la plaza de Santiago, los arcabuceros de las distintas comparsas comenzaron la subida al castillo para iniciar la guerrilla. No obstante, minutos más tarde comenzó de nuevo a llover, pero a pesar de la cortina de agua que cubría la localidad, festeros, músicos y público continuaron la subida hacia la fortaleza.

Por primera vez, y dentro de las acciones de la Junta Central de Fiestas encaminadas a engrandecer el acto de Embajadas, se ubicó un vallado especial en la explanada del Castillo. La lluvia no deslució ningún detalle previsto por la entidad festera para uno de los actos fundamentales de los Moros y Cristianos. Los textos de las embajadas son de 1892 aunque hace poco fueron modificados y ampliados por el historiador villenense José Fernando Domene Verdú, actualmente director de Embajadas.

Encomiable fue la interpretación de los Embajadores -Moro y Cristiano-, que animaron a la batalla a las huestes, sin desfallecer en su entusiasmo, a pesar de las inclemencias del tiempo. También, a destacar el aplomo de un público, que paraguas en mano, no faltó a la cita de la conquista de la villa por parte del Bando Moro. El agua no fue obstáculo para llevar a cabo un acto cargado de emotividad, donde finalmente el Bando de la Media Luna tomó Villena, y la efigie de Mahoma se ubicó en una de las almenas de la fortaleza, como símbolo de la victoria. Así, un grupo de socios de la comparsa de Labradores, escenificaron las capitulaciones, por la que los agricultores dan parte de sus cosechas a los nuevos señores.

Los actos previstos para la mañana de ayer, 6 de septiembre, se suspendieron. El agua no dio tregua desde primeras horas del día. A las siete y media de la mañana, la comparsa de Moros Viejos, desde la plaza de Santiago, inició el primer desfile «La Diana», tras ella la comparsa de Moros Nuevos, Bando Marroquí, sin embargo, la lluvia comenzó intensamente a caer por lo que se tuvo que suspender con la comparsa de Moros Realistas. Los festeros optaron por esperar con la idea de que el agua amainase, pero no paró. La comparsa de Marinos Corsarios, acompañada por la banda oficial Unión Musical de Armonía de Montroy, minutos más tarde se trasladó a su sede para iniciar el tradicional almuerzo, por lo que los festeros de las distintas comparsas se sumaron al desfile improvisado por la calle Corredera.

La misa de la Juventud se desarrolló en la iglesia de Santiago, al igual que la Conversión del Moro al Cristianismo, a cargo de los Embajadores Infantiles. A pesar de la lluvia, los niños y los jóvenes de la comparsa de Cristianos portaron en andas a la Virgen de las Virtudes, hasta la puerta de la iglesia para contemplar el ruedo de banderas de los Álfereces Infantiles de las catorce comparsas, al compás del pasodoble «La Morenica» interpretado por la banda de la comparsa de Estudiantes.