Treinta años después de las primeras reivindicaciones, Villena sigue esperando una solución para que la fractura urbana que las vías han significado para su desarrollo como ciudad se solvente. Pero, las halagüeñas noticias llegadas en anteriores años desde los presupuestos nacionales, donde figuraba una partida dedicada al menos a ver qué hacer con las vías de ancho ibérico que cruzan la ciudad, cada año que pasa parecen ahogarse.
De hecho, la diputada nacional del PSOE, Patricia Blanquer, destacó que en la partida denominada «integración del ferrocarril en Villena» se destinan, unicamente, 4.880 euros en los presupuestos generales del Estado (PGE). Frente a esta cantidad, en 2011 se llegaron a consignar 150.000 euros para poner en marcha el proyecto. En 2015 se redujo en 50.000 euros, y para 2016 se merma a la mínima expresión.
La década más intensa
En la primera década del siglo XXI, la posibilidad del soterramiento se escuchó con fuerza. Aunque era una reivindicación de Villena muy anterior. La llegada del AVE volvió a poner encima de la mesa qué hacer con las vías que cortan el desarrollo urbanístico de la población así como retienen a miles de vehículos cada día frente al paso a nivel de la calle La Virgen, que conecta la ciudad con el polígono industrial y el centro sanitario integrado.
El Boletín Oficial del Estado publicó, en noviembre de 2008, una resolución de la Dirección General de Ferrocarriles, Secretaria de Estado de Infraestructuras, para la licitación de la redacción del estudio informativo del proyecto de integración urbana del ferrocarril en Villena.
Fue en diciembre de 2011, cuando el Ministerio de Fomento planteó tres posibilidades de soterramiento de las vías del tren en la ciudad, y así se especificó en el estudio informativo sobre la integración urbana de las vías del ferrocarril a su paso por el municipio.
La primera costaría 66 millones de euros y transcurriría desde la calle La Virgen hasta la calle Trinidad. La segunda, valorada en 154 millones de euros, actuaría sobre cuatro kilómetros, aunque de soterramiento efectivo se realizarían 2,8 kilómetros. Y, la tercera, de unos 3.000 metros de obra y que abordaría 1,6 kilómetros enterrados, alcanzaría los 105 millones de euros. Posibilidades todas ellas que sólo se han visto en documentos. Pero, en 2013, la crisis y el poco interés de las administraciones autonómica y nacional frenan el proyecto. Y desde esa fecha nada se ha sabido sobre el mismo. El alcalde Verde, Javier Esquembre, señaló que «no hay dinero para soportar este tipo de proyectos que Estado, Generalitat y Ayuntamiento tienen que financiar».
Después de manifestaciones, recogida de firmas en 2012, cortes de vías y enfrentamientos entre los vecinos que abogaban por el alejamiento de las vías como mejor solución y quienes solicitaban el soterramiento como la idea más favorable para la ciudad, la posibilidad de que el ferrocarril no sea una barrera en Villena perdió fuerza.
La llegada del AVE minimizó el impacto de la vías. La eliminación del paso de los trenes, que se dirigen a Madrid suavizó el problema, pero no lo eliminó. Las traviesas del tren siguen siendo la gran barrera para la expansión de la ciudad, que crece sobre ella misma por falta de terreno.
Ahora, después de años donde la gran preocupación fue la estación del AVE, se vuelven a levantar algunas voces para demandar, una vez más, el soterramiento. De hecho, el Foro Económico y Social ha creado una comisión que aborde el tema y planteé nuevas soluciones.
