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Medio Vinalopó

La obra del gasoducto amenaza la recogida de seis millones de kilos de uva de mesa

Asaja pide al Consell que aplace la ejecución del proyecto hasta el 1 de febrero de 2015

Un agricultor conduciendo su tractor en una finca de uva de mesa situada en Novelda CARLOS RODRÍGUEZ

El inicio de las obras de instalación del gasoducto de 12,5 kilómetros que recorrerá los términos de Elche-Monóvar-Algueña ocasionará importantes daños en la uva de mesa del Vinalopó al desarrollarse los trabajos en pleno proceso de recolección. Según advierte el sindicato Asaja, seis millones de kilos de la preciada fruta se verán afectados de forma directa y el sobrecoste al que tendrá que hacer frente el Consell superará los 2,5 millones de euros en concepto de indemnizaciones por ocupaciones temporales y servidumbres.

Frente a este adverso panorama, y teniendo en cuenta que la Conselleria de Economía e Industria ya ha iniciado el expediente de expropiación forzosa e impulsado los trámites para la inminente ejecución de las obras, la dirección provincial de Asaja ha enviado un escrito a la Generalitat Valenciana instándole a aplazar la ejecución del proyecto hasta el 1 de febrero de 2015, fecha en la que la recolección de la actual campaña habrá finalizado por completo.

Cabe recordar en tal sentido que la construcción del gasoducto afectará en la comarca a más de 400 hectáreas de fincas agrarias y suelo rústico, de las que la mitad se dedican al cultivo de la uva de mesa con una producción media de seis millones de kilos. «Es una temeridad y una insensatez iniciar las obras en estos momentos previos a la recogida de la fruta» ha advertido en su escrito el presidente de Asaja, Eladio Aniorte, añadiendo además que «una Administración diligente y responsable tiene que ser consciente de la acumulación de daños y perjuicios que se materializarán de abrirse las zanjas antes de la recolección de la cosecha que está a punto de iniciarse».

Asegura, asimismo, que en estas fechas los agricultores afectados por el paso del gasoducto a través de sus fincas llevan invertidos más del 80% de los costes de producción. Por eso insiste Aniorte en señalar que «la única forma de compensar esos daños es permitir el desarrollo normal de la campaña, y demorar las obras hasta la recolección para que los productores puedan salvar esta campaña de las fincas ocupadas y colindantes. Y ello -puntualiza- sin perjuicio de que el procedimiento expropiatorio siga el curso que deba seguir».

Durante las últimas semanas se están realizando por parte de los técnicos de la Conselleria de Economía e Industria gestiones para el levantamiento de las actas previas de ocupación de los terrenos por los que discurrirá la nueva infraestructura energética. Si finalmente el Gobierno valenciano no atiende las peticiones de Asaja y el proceso sigue adelante se producirán daños colaterales que Eladio Aniorte tildaba ayer de «extraordinaria relevancia». Se refiere al más que probable incremento del impacto negativo en las viñas colindantes no afectadas por la expropiación. Entre otras cosas por la imposibilidad de aplicar tratamientos fitosanitarios una vez iniciados los trabajos y por la rotura o afección, parcial o total, de las conducciones de riego de las parras en el momento justo en el que la uva necesita el mayor aporte del agua para coger el calibre y la calidad óptima.

Por último, el polvo que los camiones y máquinas excavadoras arrojarán previsiblemente sobre las «parcelas vecinas» al gasoducto puede mermar la calidad y sanidad de la uva. Y lo hará en la delicada fase final en la que el grano debe alcanzar el crecimiento idóneo. Circunstancias por las que Asaja insiste en la conveniencia de posponer las obras hasta febrero.

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