Unos dieciocho cuadrantes solares están catalogados en el Alto y Medio Vinalopó. Cada uno de ellos posee su propia historia. Mientras unos han sido recuperados para que permanezcan en la memoria colectiva, otros, el paso del tiempo les amenaza con borrar sus huellas.
En Beneixama, en Villena, en la Colonia de Santa Eulalia de Sax, en Monóvar, en Novelda, en Elda, en Petrer, en Aspe y en Pinoso se pueden encontrar los vestigios de un sistema que se basa en el reflejo de la sombra de sol, a través de un gnomon o varilla de hierro, para marcar las horas.
Abandonado a su suerte, en un lamentable estado de deterioro y, sin que nadie parezca remediarlo, se encuentra en Aspe el reloj de sol del paraje Las Tres Hermanas. Sus líneas apenas se ven en una de las paredes derruidas.
En un muro desconchado de la ermita de los Dolores de Elda resiste el único cuadrante solar que ha sobrevivido al paso del tiempo. Desde la Asociación Ilicitana de Astronomía se indica que «este reloj de sol tiene una forma bastante peculiar de pentágono irregular aunque tiene más apariencia de triángulo isósceles».
Algo parecido le sucede al de las Casas de Sonca en Pinoso. En el catálogo realizado por uno de los socios de la Asociación Ilicitana de Astronomía lo describe así: «el reloj solar está pintado sobre la fachada de revestimiento de yeso y gravadas sus líneas horarias. A pesar de que ha perdido casi toda la pintura, aún conserva una curiosa decoración barroca en la parte superior en donde figura el año de construcción (1874)».
De la misma época, 1888, es el reloj de sol ubicado en una casa particular de la Plaza de Baix de Petrer. Su propietario puso junto a la fecha sus iniciales EAM (Enrique Amat Maestre).
Los dos más espectaculares, y al mismo tiempo más modernos, son los de Novelda. Uno de ellos en la explanada del santuario que es de grandes dimensiones, horizontal y de carácter ornamental. Es posterior a 1946. También de gran tamaño es el que se encuentra en la fachada del Ayuntamiento justo debajo de un reloj mecánico.
Los relojes de Aspe y de Villena fueron restaurados con criterios astronómicos lo que les ha permitido perdurar. Los dos cuadrantes de Aspe, conforman un sólo reloj. Por su diferente orientación uno marca las horas por la mañana y otro por la tarde. Lo mismo ocurre con los de Villena, uno en la fachada de la iglesia de Santiago y el otro en el Palacio Municipal.
Los dos cuentan con una leyenda en latín en su parte superior. La de la iglesia de Santiago significa «Breve son los días del hombre» mientras que la del Ayuntamiento reza «Así pasa la gloria del mundo».
