­Antonio Puerto tomó ayer posesión de la alcaldía del Ayuntamiento de Aspe, y así se escenificó el acuerdo que PSOE e Izquierda Unida rubricaron hace 27 meses y con el que desbancaron al gobierno del Partido Popular, cinco meses después de las elecciones municipales.

Los trece votos de los concejales que conforman el equipo de gobierno fueron para Antonio Puerto, el candidato de Izquierda Unida, que pasa a ser la primera autoridad local. El portavoz de los socialistas, David Cerdán, mostró a los asistentes al pleno su papeleta con el nombre escrito a mano de Antonio Puerto. Por contra, el populares renunciaron a emitir su voto.

El de IU tomó el testigo del socialista Manuel Díez, quien ocupó la alcaldía los primeros años del bipartito. El nuevo alcalde, en su discurso de investidura, refrendó las palabras de su compañera de coalición, Nieves Martínez Cerdán, quien destacó que «es un cambio de capitán», pero no de gobierno.

El secretario municipal, al finalizar el acto, recordó a Puerto que debía jurar su cargo antes de levantar la sesión. Los nervios le jugaron una mala pasada y se le olvidó. Pero lo subsanó y antes de levantar la sesión prometió su cargo y animado por sus compañeros de partido utilizó la formula «por imperativo legal» para prometer lealtad al rey.

Antes de la toma de posesión del nuevo alcalde, el portavoz de PP, Sergio Puerto, tuvo unas duras palabras contra la gestión del gobierno de coalición. «Manuel Díez, usted entró en la Alcaldía por la puerta de atrás con el dudoso honor de ser el primer alcalde no elegido por los ciudadanos» dijo el edil popular para concluir con unas palabras dedicadas al de Izquierda Unida, «alcalde por la gracia de Manuel Díez». Un aplauso ahogado y después, el silencio sucedieron a la larga disertación del popular.

Por su parte, David Cerdán, portavoz del PSOE, recriminó a los populares las criticas vertidas acerca de la gestión del asilo. Al mismo tiempo, aprovechó la ocasión para destacar que Díez redactó un plan de viabilidad para iniciar la solución de la crítica situación de la residencia.

El salón del ayuntamiento se quedó pequeño para albergar a los numerosos militantes y simpatizantes de los partidos socialista e Izquierda Unida.