El detenido siempre ha mostrado un gran interés por los menores y prueba de ello es que sólo ha dirigido equipos de fútbol base hasta que abandonó esta actividad. Según relataban ayer algunas vecinas, de su casa salían y entraban continuamente niños a todas horas e, incluso, solía pasear acompañado por alguno de ellos. Pero las supuestas víctimas proceden, en su mayor parte, de familias desestructuradas y además, según han indicado las fuentes consultadas, se ganaba fácilmente su confianza poniéndoles vídeos, haciéndoles regalos o dándoles pequeñas cantidades de dinero. El arrestado vive solo en una casa unifamiliar. Una vivienda que, por cierto, acumula tanta suciedad que ayer obligó a los agentes a ponerse mascarillas durante el registro por el fuerte hedor.