El Nuevo Pepico Amat de Elda, en cuya construcción la Generalitat Valenciana ha invertido 4,5 millones de euros procedentes del antiguo Plan Confianza o Plan Camps, cumplió ayer un año desde que albergó el primer partido entre el Eldense y el Borriol (1-0).

El campo aún no se ha inaugurado oficialmente y además, Adela Pedrosa, alcaldesa de la ciudad, no ha vuelto al fútbol desde su estreno cuando fue abucheada.

Han pasado 365 días y el estadio municipal está prácticamente igual, ya que los espectadores de la tribuna cubierta, que tiene capacidad para 1.350 personas, continúan mojándose cuando llueve.

Además, los días de lluvia las butacas de plástico de dicha tribuna se llenan de agua porque no se ha cerrado la parte trasera de la tribuna «descubierta».

Algo parecido sucede cuando entra en funcionamiento el riego por aspersión al salpicar el agua al graderío, ante el estupor de los aficionados que pagan una entrada más cara que en el resto del campo por mojarse igual que en otra localidad más económica.

Hay aficionados que siguen comiendo pipas cuyas cortezas son arrastradas por el viento al césped artificial, y el Eldense echa en falta un esmerado mantenimiento de la hierba con un rastrillo que reparta mejor el caucho.

El nuevo electrónico hay días que falla y aparecen dígitos erróneos y dispares en su pantalla.

De noche, cuando hay fútbol, continúan las zonas de penumbra al no haberse ajustado o regulado correctamente el alumbrado artificial de las torres de luz.

La camilla de masajes del vestuario del equipo visitante es obsoleta, ya que es la misma que existía en el antiguo campo, por lo que lleva décadas de servicio.

Un año después de abrir sus puertas el nuevo estadio sigue sin entrar en servicio la cantina, a pesar de que la concejalía de Deportes comenzó a construir una de obra, pero al no acabarse el Eldense recurrió a empresas que suministran bebidas para que coloquen un bar portátil junto a una portería con el fin de dar servicio a los aficionados.

El cerramiento del campo sigue igual, ya que las esquinas están abiertas. Alberto García, edil del área, aseguró en su día que era para poder ampliar el aforo si alguna vez subía el Deportivo Eldense de categoría .

El club sigue esperando la llegada de dos porterías supletorias que ha reclamado para los entrenamientos del equipo.

Una manivela de la puerta principal del estadio lleva meses rota, así como varios asientos del banquillo de la policía el cual se trasladó del antiguo Pepico Amat.

Por si faltaba algo, la maleza hace acto de presencia detrás de los graderíos propiciando la proliferación de mosquitos, arañas, cucarachas y otros insectos.

El acceso a la sala de prensa desde la grada resulta rocambolesco, ya que primero hay que descender al terreno de juego para acceder a la sala por el túnel de vestuarios o salir a la calle para volver a entrar a la zona de prensa, ya que no existir un acceso directo

Un contenedor de las obras fue reconvertido por la concejalía de Deportes en cabinas de prensa.

La instalación sigue rodeada por una tela metálica que colocó la empresa constructora en 2011.

Menos mal que, por lo menos, la concejalía de Deportes reparó con celeridad un cristal hecho añicos por un puntapié que le propinó Galiana nada más fichar como entrenador del Eldense.