La producción de cereza se ha duplicado en los cinco últimos años en Villena. Y prueba de que "la fiebre de la guinda" va a más es la nueva plantación de 30.000 cerezos que se ha comenzado a realizar en la partida rural de Las Atalayas, junto a la estación del AVE, con una inversión que supera los 300.000 euros y una previsión de cosecha de 600.000 kilos anuales.

La cereza villenera es cada vez más demandada por los consumidores. Tanto por los españoles como por los británicos. Su sabor, su textura, la viveza de su pigmentación y su destacado tamaño la han puesto de moda en los mercados más exigentes. Dicen los expertos que el secreto de su éxito reside en la seca climatología y en la fértil tierra del Alto Vinalopó.

Lo cierto es que de la primera finca experimental de hace tres décadas en Villaventín se ha pasado a una superficie que va camino de alcanzar las 300 hectáreas, de las que se obtienen algo más de un millón de kilos por campaña. Pero los campos de cerezo comienzan a extenderse por todos los parajes del amplio término rural de Villena. De hecho, en frutal, las únicas plantaciones que se han realizado en los últimos años son las de cerezo. El fuego bacteriano que ataca a los frutales de hueso y la baja rentabilidad de otras variedades ha llevado a los productores a decantarse por un árbol que, en estos momentos, es el que mayor viabilidad ofrece porque se adapta muy bien al terreno, da un alto rendimiento y es la fruta con más salida comercial. Por contra es muy sensible al frío, la lluvia y la piedra. Una mala tormenta puede acabar en apenas un par de horas con una larga temporada de trabajos, desvelos, riegos, abonos y cuidados. De hecho, las últimas lluvias han diezmado la cosecha de este año. Una cosecha que está en pleno proceso de recolección en sus tres variedades y que vuelve a ofrecer una extraordinaria calidad.

Las distancias con La Montaña se recortan

En la capital del Alto Vinalopó sólo había, hasta la fecha, doce fincas de cerezos repartidas por los campos de El Puerto, El Pinar y Los Cabezos. Quizá por eso su procedencia es poco conocida y su origen alicantino suele asociarse a la zona de La Montaña -l'Alcoià y Comtat- donde se concentra el grueso de la producción provincial. Sin embargo, con el "boom" que la cereza está experimentando en Villena las distancias se están acortando y, de hecho, el Alto Vinalopó ya alcanza el 40% de la producción de La Montaña.