La negativa del cura párroco de Monforte del Cid a que una niña de siete años, que padece una importante discapacidad mental, asista a las clases de catecismo para poder comulgar ha llevado a un grupo de vecinos a recoger firmas en contra de una decisión que consideran impropia de la Iglesia. Sin embargo desde la Diócesis de Orihuela-Alicante se ha justificado la postura del sacerdote Damián Luis Abad porque la menor es incapaz de comprender, "con un mínimo grado de entendimiento y razonamiento", el sentido que tiene el sacramento de la eucaristía y por lo tanto, en virtud de los preceptos de la Iglesia Universal, no puede comulgar.

La madre, sin embargo, no está de acuerdo. Mari Carmen Pomares ha admitido que su hija, que tiene una discapacidad del 65%, no puede distinguir entre el pan normal y el pan eucarístico, que es el requisito más elemental que exige la Iglesia para poder ofrecer este sacramento.

Pero, pese a ello, cree que se está "marginando y despreciando" a su hija y por eso está decidida a "luchar hasta el final" por conseguir que pueda comulgar como lo van a hacer los cerca de 50 niños de su promoción. "Yo soy de Monforte, fui bautizada en la iglesia de Monforte y también tomé la comunión, me confirmé y me casé en ella, y quiero que mi hija comulgue aquí porque también la bauticé aquí y, aunque la enfermedad avanza y la pobrecita ya no puede ni hablar, creo que a ella también le haría mucha ilusión tomar la primera comunión en su pueblo y con sus compañeros del colegio", expone Mari Carmen con gran entereza.

La campaña vecinal comenzó ayer bajo el lema "Ayúdame a tomar la primera comunión" y en menos de un día el número de adhesiones ya supera el centenar. La promotora de la iniciativa es Verónica Más, una amiga de la familia que asegura sentir "vergüenza" por este asunto y sólo quiere ayudar a la pequeña. "Resulta que el cura se niega a administrarle la primera comunión porque dice que no es capaz de comprender lo que conlleva tomarla, cuando todos nosotros -ella es madre de un niño de la misma edad que ha empezado precisamente este año a ir a catecismo- sabemos que nuestros hijos tampoco lo comprenden". Por eso reclama la sensibilidad, la solidaridad y el apoyo de todo el pueblo de Monforte "en nombre de esta criatura, que tiene tantas ganas de tomar la comunión como cualquier otro niño de su edad y también se merece la oportunidad de celebrar ese gran día".

Con el propósito de evitar esta "injusticia" todas las firmas serán enviadas al Obispado. Y precisamente desde el Obispado se ha querido aclarar que lo que está haciendo el padre Damián es simplemente cumplir con las normas eclesiásticas que se aplican, por igual, en cualquier rincón y a cualquier persona del mundo. Este diario contactó telefónicamente con él por la tarde pero se limitó a manifestar un escueto: "No tengo nada que decir al respecto. Hasta luego" y cortó la comunicación sin más.

Sin embargo, desde el gabinete de la Diócesis sí que se ha ofrecido una información detallada sobre el conflicto surgido. "Entendemos que es un tema muy sensible, que puede dar lugar a mucha demagogia y a malas interpretaciones, pero lo cierto es que la Iglesia no distingue entre capacitados o incapacitados, y en ningún momento se ha rechazado o marginado ni a esta niña ni a ninguna otra. Es más -indica el sacerdote Eloy Martín- me consta que el párroco de Monforte le ha ofrecido a la madre un plan de formación religiosa específico para que su hija pueda cumplir con el requisito mínimo de entender y distinguir lo que es la comunión. Además -añade- al cura le bastaría con que un médico certifique que la menor posee una mínima capacidad para entender lo que es el sacramento de la eucaristía". En cualquier caso, desde la Diócesis se ha quitado relevancia a esta ceremonia. "Si la niña no puede comulgar ahora no pasa nada. Ya es un ángel al que no le hace falta este sacramento porque está bautizada, y con el bautismo ya cuenta con el amor y la protección de Dios". En cualquier caso, éste es el primero de tres años de catequesis que culminarán con la ceremonia en la iglesia en 2005. Si mientras tanto la capacidad cognitiva de la niña mejora podría tomar la hostia consagrada en su pueblo y con sus compañeros.

Pero los padres no tienen muchas esperanzas porque en los dos últimos años el estado de la niña ha empeorado mucho. Sufre el síndrome de Lennox, una epilepsia infantil grave y de complejo tratamiento que aparece entre los dos y seis años de vida, y se caracteriza por crisis frecuentes ligadas al retraso mental.

"Con todo esto he llorado mucho de pena y rabia. Yo creía que la Iglesia era de todos y que todos éramos hijos de Dios pero parece ser que estaba equivocada", dice Mari Carmen mientras besa con la ternura con la que sólo puede hacerlo una madre a "lo que más quiere en el mundo", a su niña.

"En mi casa hace años que no hay motivos para ninguna fiesta"

Los desencuentros con el padre Damián comenzaron en septiembre pasado cuando Mari Carmen Pomares acudió a la Iglesia para apuntar a su hija en los cursillos de catecismo previos a la comunión. Según ha explicado "el cura me trató con prepotencia y me dijo que no la llevará porque no iba a entender nada y que tampoco le hacía falta comulgar porque Dios ya está con ella. Entonces yo le repliqué que a los recién nacidos tampoco tenía sentido bautizarlos porque no comprenden nada y él me respondió que ese es otro tipo de sacramento". Dice Mari Carmen que en los días siguientes lo pasó muy mal pero lo que más le molestó es que el sacerdote la acusara, según asegura, de que lo que realmente buscaba era celebrar la fiesta de la comunión. "Eso es completamente falso. En mi casa hace muchos años que no hay motivos para ninguna fiesta" afirma con amargura aludiendo a la grave enfermedad que padece su pequeña, a los problemas médicos que también sufre su otro hijo de cinco años y al accidente laboral que dejó a su marido prácticamente sin visión en un ojo. El Obispado niega, por su parte, que el padre Damián trate mal a la gente. "Ni siquiera conoce a la niña porque su madre nunca la ha llevado a la Iglesia y tampoco ella ha acudido desde septiembre", señala Martín pidiendo que un tema tan sensible se aborde con "mesura y responsabilidad".