Milagrosa Martínez ya dejó bien claro el pasado 13 de diciembre, tras su procesamiento en el caso Gürtel en el que ha sido acusada por el TSJ de los supuestos delitos de tráfico de influencias y prevaricación por las adjudicaciones en Fitur, que no va a dimitir ni como alcaldesa ni como diputada autonómica. Incluso se atrevió a lanzar un mensaje desafiante a la dirección regional del PP al afirmar que "mi partido no puede pedirme que abandone un cargo que no me ha dado porque sería injusto". También le envió un mensaje a Sáez: "en estos momentos duros es cuando se conoce realmente a la gente". Pero Sáez no se ha dado por aludido y, ni como portavoz del grupo popular ni como nuevo presidente del partido, se ha pronunciado respecto al procesamiento de la alcaldesa. Ésta esperaba un respaldo político en su feudo local que no ha llegado ni va a llegar. Se ha quedado sola y cada vez son más las voces internas que exigen la dimisión de Milagrosa para mejorar la imagen de un partido que lleva medio año aumentando la desconfianza de los ciudadanos en un momento económico especialmente crudo, y cuyas luchas internas tienen paralizada la gestión del Ayuntamiento. Un Ayuntamiento al que dedica un par de horas dos días a la semana porque el resto del tiempo lo pasa en Valencia.