Un equipo internacional de investigadores que lidera el sajeño Fernando Maestre Gil, ecólogo, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y doctor en Biología por la Universidad de Alicante, ha dado por finalizado un estudio cuyos resultados apuntan a que la preservación de la biodiversidad vegetal es crucial para frenar los efectos negativos del cambio climático y el avance de la desertificación en zonas áridas. El trabajo se publica hoy en la prestigiosa revista Science bajo el título "Plant species richness and ecosystem multifunctionality in global drylands", y supone la culminación de cinco duros años de investigación a través de un esfuerzo colectivo en el que han participado más de 50 investigadores de 30 instituciones y 16 países.

Todo el estudio, coordinado y liderado desde la Universidad Rey Juan Carlos por el profesor Maestre, ha podido ser ejecutado gracias a la financiación de numerosos organismos públicos y fundaciones privadas de distintos países.

Los resultados obtenidos indican que el número de especies de plantas vasculares está directa y positivamente relacionado con el funcionamiento del ecosistema, y que éste está inversamente relacionado con la temperatura media anual, en zonas de clima árido, semiárido y seco-subhúmedo de todo el planeta. "Si bien existen evidencias de que la biodiversidad es un factor importante para el correcto funcionamiento de los ecosistemas y que, por lo tanto, aquellos en los que conviven más especies proporcionan más servicios y funcionan mejor, este estudio -precisa Fernando Maestre- es el primero en evaluar de forma explícita las relaciones entre la funcionalidad del ecosistema y la biodiversidad bajo condiciones naturales a una escala global".

El muestreo de campo ha consistido en una observación directa de 224 ecosistemas dispersos a lo largo de 16 países de todos los continentes salvo la Antártida. También se ha hecho un escrupuloso examen de más de 2.600 muestras de suelo analizándose 14 variables relacionadas con el ciclo de elementos básicos para la vida.

Las zonas áridas objeto del estudio cubren el 41% de la superficie terrestre, alojan al 38% de la población humana y tienen gran importancia para el mantenimiento de la biodiversidad al albergar el 20% de los principales centros de diversidad de plantas y el 30% de las principales áreas de aves endémicas. Estos ecosistemas son también muy vulnerables ante el cambio climático y la desertificación, dos de los principales problemas ambientales a los que se enfrenta la humanidad. "El trabajo proporciona evidencias empíricas sobre la importancia de la biodiversidad para mantener y mejorar la funcionalidad de los ecosistemas áridos, semi-áridos y seco-subhúmedos. La calidad y cantidad de servicios ecosistémicos depende en buena medida de variables como las evaluadas, por lo que los resultados obtenidos indican que el aumento del número de especies de plantas puede mejorar la provisión de los mismos. Asimismo, y dado que la desertificación a menudo comienza con la pérdida de la fertilidad del suelo, dicho aumento puede también aumentar la resistencia del ecosistema frente a la desertificación", afirma el doctor Maestre concluyendo que el estudio que hoy publica la revista Science pone de manifiesto la necesidad de considerar la biodiversidad a la hora de conseguir ecosistemas más funcionales y resistentes frente al cambio climático y la desertificación.

"Hay medidas contra el calentamiento global"

Fernando T. Maestre Gil nació en Sax, tiene 36 años y atesora un amplio curriculum con una actividad investigadora centrada en el estudio de la ecología de las zonas áridas, la restauración de ecosistemas degradados, las interacciones planta-planta, la desertificación y las consecuencias ecológicas del cambio ambiental global. En su opinión el calentamiento que está sufriendo el planeta disminuirá la funcionalidad de las zonas áridas, lo que repercutirá negativamente en su capacidad de producir servicios clave para el mantenimiento de la vida sobre el planeta. "A día de hoy -subraya Maestre- no somos capaces de ponernos de acuerdo en limitar las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global, pero podemos contribuir a minimizar las consecuencias negativas del mismo, y a promover la resistencia de los ecosistemas frente a la desertificación, si se toman acciones decididas para conservar y restaurar la biodiversidad vegetal".