Una empresa de Burgos se ha ofrecido al Ayuntamiento de Elda a instalar tapas antivandálicas de hormigón de alta resistencia para evitar los continuos hurtos de rejillas de aguas pluviales y tapas de fundición del alcantarillado en toda la ciudad.

La proliferación de este tipo de robos y la lentitud del Ayuntamiento en reponer estos caros elementos del mobiliario urbano incrementa el riesgo de peatones y conductores a sufrir accidentes. De hecho, este diario ya adelantó el pasado sábado que la conductora de un coche sufrió un peligroso siniestro hace unas semanas en la calle Argentina al meter la rueda en un imbornal cuya tapa había sido sustraída. En este caso la rejilla metálica del alcantarillado fue robada días antes y no se había repuesto ni había ninguna señal de tráfico advirtiendo del peligro.

Las sustracciones de elementos de fundición de la vía pública suponen un quebradero de cabeza para las empresas y los ayuntamientos. No sólo para el de Elda. Al problema de seguridad para los ciudadanos hay que añadir los elevados costes que supone su reposición, tanto en material como en mano de obra, vigilancia y seguros.

Ante esta problemática una empresa burgalesa ha desarrollado tapas antivandálicas que cumplen la norma UNE-EN-124 y que pueden sustituir a las clásicas rejillas de fundición. Además de resultar más resistentes, con una vida útil aproximada de 100 años, no tienen ningún atractivo para los ladrones porque por el hormigón no se paga nada en el mercado negro. Desde la empresa se admite que son más costosas pero también se asegura que a largo plazo resultan mucho más rentables.

Ayuntamientos, compañías de aguas, eléctricas, de telecomunicaciones y empresas privadas de otros sectores se están decantando por este nuevo sistema. Madrid, Barcelona, Sevilla, Zaragoza, Burgos, Badajoz o Segovia son algunos ejemplos. En Elda el Ayuntamiento ya comenzó en abril a sustituir las tapas metálicas de registros eléctricos y aspersores por otras de PVC. Pero no ofrecen fiabilidad para instalarlas en el suelo.