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La carretera que une Sax y Salinas, la CV-830, sigue siendo una de las vías más peligrosas del interior de la provincia y más olvidadas por la Administración valenciana pese a la alta densidad circulatoria de turismos y el elevado tráfico pesado que soporta en días laborales.

En los últimos diez años la sinuosa CV-830 ha sido escenario de una veintena de accidentes graves y más de tres han tenido un desenlace mortal. Pese a las reiteradas quejas de los vecinos de ambas localidades, protestas a las que también se adhirió el Ayuntamiento de Salinas cuando Juan Amorós ostentaba la Alcaldía, este peligroso vial carente de arcén sigue poniendo a prueba la habilidad y los reflejos de los conductores que tienen que circular necesariamente por sus ocho kilómetros para cubrir el trayecto Sax-Salinas.

El asfalto se encuentra visiblemente deteriorado en muchos tramos, la señalización de los accesos y salidas de las numerosas casas de campo que se encuentran diseminadas por la zona es más que deficiente, la vegetación amenaza con invadir la calzada en algunos puntos, los quitamiedos brillan por su ausencia en lugares donde el desnivel supera los dos metros de altura y las curvas cerradas junto a los cambios de rasante se han cobrado ya demasiadas vidas. Pero lo que más preocupa a los conductores que circulan cada día por la CV-830 es la zanja de más de medio metro de profundidad que los responsables de Carreteras de la Generalitat Valenciana realizaron una década atrás, en dirección Sax-Salinas y al ras mismo de la calzada en muchos puntos, para canalizar las aguas y evitar el encharcamiento del vial en episodios de lluvias torrenciales. Esta zanja abierta recorre sin protección ni señalización alguna los ocho kilómetros del trazado y ha dado lugar a numerosos accidentes. Más de cinco en lo que va de año y los dos últimos en julio pasado, en las curvas próximas al casco urbano de Salinas, con el balance de dos vehículos siniestro total y una conductora herida. Al no existir arcén y estar la zanja pegada a la línea blanca que delimita el fin de la carretera cualquier despiste, falta de visibilidad o "volantazo" frente a un imprevisto puede traer consigo consecuencias fatales. De eso saben mucho quienes la transitan y lo único que hasta la fecha ha hecho la Generalitat ha sido limitar la velocidad a 80 kilómetros por hora en los puntos menos comprometidos.