El vertedero de Aspe que durante décadas ha gestionado la empresa pública Vaersa, dependiente de la Generalitat Valenciana, fue clausurado el pasado 20 de julio al haberse colmatado todos sus vasos por completo en la mitad del tiempo de "vida útil" previsto por la Conselleria de Medio Ambiente. Tras el cierre de la instalación Vaersa debería haber iniciado los trabajos de sellado y restauración ambiental de forma inmediata. Para ello se anunció una inversión de 972.158 euros y se llegó incluso a colocar un cartel anunciando la actuación en los accesos al propio basurero. Sin embargo, desde entonces han pasado más de dos meses y no se ha llevado a cabo ningún tipo de actuación, ni tampoco se ha facilitado información alguna por parte de la sociedad pública que justifique este retraso.

En la planta no hay operarios, las máquinas están paradas y los quemadores del gas metano que generan las basuras están apagados desde hace más de seis meses. Esta circunstancia ha multiplicado la presencia intermitente de malos olores en el casco urbano de Aspe, situado a menos de dos kilómetros en línea recta, dando lugar a nuevas quejas vecinales. Sobre todo procedentes de los barrios Vistahermosa, La Coca y Santa Elena.

Pero no es el único problema. En sus quince años de actividad la instalación ubicada en la partida de Upanel ha venido funcionando como destino final de residuos de origen urbano e industrial de Aspe y Hondón de las Nieves pero también de diversos puntos de la Comunidad Valenciana. Se han recibido basuras orgánicas, desechos industriales no peligrosos, animales muertos y escombros de construcción y de demolición. Pero, al no disponer ahora los pequeños fabricantes, constructores y agricultores de Aspe y Hondón de un lugar autorizado donde abocar sus residuos, se está comenzando a detectar desde agosto la proliferación de pequeños basureros incontrolados en solares del extrarradio urbano y en las partidas rurales.

El ecoparque o punto limpio creado por el Ayuntamiento tiene por único fin recibir residuos domiciliarios para su aprovechamiento y reutilización. Quedan excluidos, por tanto, los desechos industriales, agrícolas y escombros obligando a pequeños empresarios y constructores de Aspe y Hondón a tener que desplazarse a Elche, Alicante o Villena soportando el doble coste del desplazamiento y el canon por el vertido.

En julio pasado fuentes del equipo de gobierno popular anunciaron que a partir de septiembre comenzaría a desarrollarse la totalidad de las obras de clausura. A través de esta actuación, según se detalló desde el propio Ayuntamiento, se deberán adecuar topográficamente todos los vasos de vertido mediante la ejecución de los correspondientes movimientos de tierra; la disposición de las capas de arcilla compactadas, láminas de impermeabilización y capas de drenaje de aguas y gases; revegetación de la zona y sustitución de la balsa de almacenamiento de lixiviados por otra de doble tamaño.

Sin embargo, ante el retraso que acumula el proyecto y las quejas vecinales el grupo municipal de EU ha instado al Ayuntamiento a mediar ante Vaersa para que el sellado se lleve a cabo lo antes posible. El portavoz Antonio Puerto también ha pedido que se habilite un punto controlado de vertidos para evitar que Aspe termine llenándose de pequeños basureros ilegales.