Una pareja de anónimos enamorados intercambian mensajes de amor desde hace un mes pegándolos en la fachada trasera del Teatro Castelar de Elda, justo donde se encuentra la solitaria calle Travesía que en este caso bien podría adoptar el nombre del "callejón del duende".

Los escritos contienen sencillos poemas de elaboración casera, reflejan sentimientos y expresan deseos o pensamientos románticos de corte adolescente y alguna que otra falta de ortografía y sintaxis. En ocasiones, también aparecen acompañados por dibujos de corazones de color rojo pasión y muchos "te quiero" escritos a boli sobre un folio o sobre una hoja cuadriculada arrancada de un cuaderno.

Las notas aparecen y desaparecen a diario sin que ningún vecino de la zona ni los propios trabajadores del teatro hayan visto jamás al "Romeo y a la Julieta" eldenses. El ritual es siempre el mismo. El destinatario se lleva consigo la carta de amor pegada con cinta adhesiva en la pared para responder al remitente al día siguiente de la misma forma y en el mismo lugar. El último mensaje, el de ayer por la mañana, decía: "No es tu sonrisa ni tu mirada. No es tampoco tu forma de hablar. Eres tan simple, entre todas la más normal. Te quiero".

Pero ha habido muchos más: "La paradoja del amor es ser uno sin dejar de ser dos. Te quiero" o "Quisiera poder dormir contigo cada noche para poder dormir a tu lado, y quisiera despertar cada mañana para sentirte cerca" y "Si cada vez que pienso en ti se apaga una estrella, pronto no van a quedar en el cielo ninguna". Éste último pensamiento adoptó el formato más "espectacular" de cuantos han aparecido hasta el momento en el callejón Travesía.

El enamorado o la enamorada lo escribió en mayúsculas sobre un mantel de papel de un bar y luego lo colocó bien alto, en la pared trasera del Teatro Castelar, anudándolo a las rejas de las ventanas para que el viento no se lo llevara. Un "detallazo" que seguro que no pasaría apercibido para el o la amante, como tampoco pasó inadvertido para los y las viandantes, algunos de los cuales sacaron incluso sus teléfono móviles del bolsillo para fotografiar la escena. Y, aunque la identidad de la pareja es todo un misterio, esas declaraciones tan espontáneas e ilusionadas son propias de los primeros amores juveniles y están generando una expectación creciente.

Ya hay quienes buscan cualquier excusa para darse una vuelta por la calle Travesía en busca de las últimas letras para seguir de cerca el romance. Es el caso del eldense Antonio de la Peña, que reconoce que esta curiosa manifestación de amor le hace mucha ilusión y le devuelve "la sensación de seguir vivo en una sociedad con tanta crisis y oscuridad". Comenta Antonio que le resulta "de lo más bonito que alguien exprese sus sentimientos libremente a la vista de todos y sin ningún pudor". Es más, dice que todo esto le recuerda la película "Cartas a Julieta" de Gary Winick. Una comedia romántica que narra la historia de una joven pareja que, estando de vacaciones en Italia, recibe una carta dirigida a un tal Julieta escrita por una mujer llamada Claire que buscaba a un hombre llamado Lorenzo, con el que hace muchos años tuvo una aventura en unas vacaciones en el país transalpino.

En este caso no se trata de la Toscana sino del Vinalopó, los enamorados parecen conocerse muy bien y el contenido de las notas está a la vista de todos. Resulta no obstante sorprendente que, en pleno siglo XXI y en plena era de las telecomunicaciones, sigan utilizando el tradicional método de la carta de amor escrita en papel. "Pero no soy yo el único que intenta pasar todos los días por aquí. La semana pasada vi cómo un hombre de cierta edad se detuvo para leer uno de los mensajes y en su cara se reflejó una gran sensación de paz y tranquilidad", recuerda De la Peña para quien estamos ante la reedición del clásico Romeo y Julieta pero 400 años después y en versión eldense.