La Brigada Azul ha tramitado en los siete años que lleva constituida más de 5.000 denuncias por uso o tenencia inadecuada de animales en la provincia de Alicante. Cada año realiza una media de 1.000 intervenciones de estas características y de todas ellas un 10% suelen ser casos de maltrato animal que, por su gravedad, terminan en manos del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil.

El responsable de la Brigada Azul, cuya única sede nacional se encuentra en Alicante, recuerda un caso parecido al de Pinoso ocurrido hace unos diez años en San Vicente del Raspeig. En aquel entonces un grupo de jóvenes estaba reunido en la plaza La Borinque y, tras extraer gasolina de sus motos, la arrojaron a un perro para prenderle fuego. "El animal -relataba ayer Raúl Mérida- se quemó vivo y en aquella ocasión yo mismo, personalmente y en nombre de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Alicante, puse una denuncia en el Juzgado de San Vicente. Los chicos fueron juzgados y condenados. Ellos decían: "Si sólo se trata de un perro"y "La que se ha montado por un simple perro". En fin, lamentable". Fue la primera vez en la que se sentaba en el banquillo a varias personas por haber maltratado a un animal, pero en aquel momento sólo se les pudo juzgar por una simple falta.

Ahora la ley se ha endurecido y a este mismo hecho se le hubiera considerado delito. "Sin embargo, la pena de prisión ha de verse aumentada para que la comisión de estos hechos suponga un mayor castigo", puntualiza Mérida haciendo un breve repaso a los últimos casos en los que la Brigada Azul ha actuado en la provincia. Ha recordado en este sentido el envenenamiento masivo de gatos en Bacarot y en una pedanía de Monóvar; el maltrato a caballos en varias poblaciones de Vega Baja, Elche y Aspe; la muerte a golpes de un perro en Novelda y la agonía que sufrían otros en Dénia por desnutrición. Son sólo algunos ejemplos pero hay muchos más.