La Tafalera de Elda ha dejado de ser el "supermercado" de la droga en el que pequeños camellos y toxicómanos de toda la provincia, e incluso de zonas limítrofes de Albacete, Valencia y Murcia, podían abastecerse de un amplio surtido de sustancias estupefacientes "de buena calidad y a buenos precios". La contundente acción que el Cuerpo Nacional de Policía viene desarrollando desde hace cuatro años en este gueto ha conseguido reducir en un 90% la presencia de narcotraficantes en La Tafalera. El dato procede de fuentes policiales de toda solvencia, que también han indicado que en el periodo comprendido entre los años 2007 y 2011 diferentes unidades de la Policía Nacional han realizado una media de 20 intervenciones anuales en esta barriada. Operativos que han permitido detener a más de cincuenta personas. Hombres y mujeres de entre 18 y 70 años de edad, la mayoría miembros de poderosos clanes de etnia gitana que convirtieron el negocio de la droga en su única forma de vida y que, en los últimos años, llegaron a establecer pactos con bandas de narcotraficantes sudamericanos que se encargaban de proveerlos. De ahí que años atrás proliferarán laboratorios clandestinos de droga camuflados en pisos del centro de Elda y Petrer, que los Cuerpos de Seguridad del Estado lograron desmantelar en diversas operaciones de calado nacional.

Pero todo esto se ha acabado. Al menos en La Tafalera, en el otro distrito marginal eldense de El Sapo y en la calle Andalucía de Petrer. Los tres principales focos de la venta de droga al menudeo en el Alto y Medio Vinalopó durante la última década junto a los barrios de El Poblao y La Pedrera de Villena. En el caso de La Tafalera, la práctica totalidad de los "profesionales" de los estupefacientes "emigraron" a otros a destinos menos "estresantes", acabaron en el presidio o decidieron abandonar el "sector" tomándose unos años "sabáticos". En este último caso figura el de un par de "camellos" de apodos muy conocidos en la zona que llegaron a mover importantes cantidades de droga -hachís y cocaína fundamentalmente- y que ahora viven de sus amplios ahorros dedicándose, junto a sus extensas familias, a una vida contemplativa donde siguen sin escatimar en gasto alguno.

Chabolas con hidromasaje

De sus formas lujosas de vida y de sus caros caprichos saben mucho los agentes y funcionarios judiciales que han participado en los habituales registros domiciliarios que se realizan en La Tafalera. Dentro de casas de apariencia chabolista se han encontrado con azulejos de última tendencia, televisiones, ordenadores, videoconsolas y equipos de música de tecnología punta, bañeras de hidromasaje, muebles bañados en oro, ropa, mantas y cortinas de moda e incluso salas de fiesta privadas.

Pero la Policía sabe que acabar con la droga es una utopía y los agentes especializados en combatirla tienen controlados a la decena de pequeños narcos que todavía resisten en el "negocio" porque, entre otras cosas, toman muchísimas precauciones. Emplear a menores para mover la droga es una de ellas. La otra es más sofisticada y consiste en ocultar los estupefacientes en "pisos franco" vigilados por personas ajenas al mundo delictivo que cobran importantes sumas de dinero por hacer de "almacenistas".

La Comisaría de Elda-Petrer lo sabe, y sus agentes siguen inmersos en una discreta lucha contra las redes del narcotráfico local para acabar con la decena de puntos de venta aislados y dispersos que todavía siguen operativos en la ciudad.