La Casa Consistorial de Villena es, junto a la antigua Universidad Literaria de Valencia, uno de los primeros edificios renacentistas de la Comunidad Valenciana y guarda en sus entrañas más de 400 años de historia. Pocas personas han podido descender tres metros bajo tierra para recorrer los abovedados y húmedos sótanos, de techos bajos y gruesos muros de piedra, que durante siglos albergaron las mazmorras y que, actualmente, son utilizados como almacén del Museo Arqueológico José María Soler tras una fugaz etapa como polvorín de las Fiestas de Moros y Cristianos.

El noble edificio que ocupa el Ayuntamiento de Villena fue construido a finales del siglo XV y principios del XVI a la par que se levantaba la cercana y monumental iglesia de Santiago. Fue la vivienda del abad Pedro García de Medina, un distinguido clérigo de la época que terminó convirtiéndola en un centro de estudios donde los reputados técnicos y artesanos renacentistas que construían el templo arciprestal de Villena -el italiano Jacomo Florentino entre otros- trasmitían sus conocimientos de arte, arquitectura, pintura, forja y escultura a los jóvenes aprendices que luego despuntaron como grandes maestros.

Medio siglo después, en pleno proceso de Desamortización, la Iglesia vendió la abadía al gobierno municipal de Villena, que trasladó allí su "Ajuntamiento" después de que el anterior y cercano edificio Consistorial, del que todavía hoy se conserva la emblemática Torre del Orejón, se quedara pequeño para acoger más grano o sufriera un posible incendio. Pero a los dos siglos se cernió sobre el palacete una nueva desgracia. En 1707 fue destruido por los ingleses durante la Guerra de Sucesión permaneciendo en abandono y ruina hasta que a mediados del XVIII fue reconstruido, siguiendo su original estructura, por el arquitecto valenciano José Carreres.

Secretos

Por sus características el sótano no necesitó apenas intervención pero todavía hoy sigue guardando muchos secretos. La superficie conocida abarca unos 100 metros cuadrados divididos en dos dependencias construidas con ladrillo plano y mediante el sistema de bóveda catalana habitual en la zona por aquellos siglos. Pero se intuye que el subterráneo debió ser mucho más amplio aunque, por razones que se desconocen, algunas de sus salas pudieron haber sido selladas siglos atrás. Una teoría que cobra fuerza teniendo en cuenta que entre la primera y la segunda planta del Ayuntamiento también existen pequeñas cámaras huecas de las que muchos funcionarios ni siquiera tienen conocimiento.

Pero en el sótano todavía se conservaban hasta hace pocos años las gruesas rejas trenzadas y las puertas de hierro y madera que separaban las mazmorras. Ahora en el lúgubre espacio que ocupaban sólo hay restos arqueológicos. del Museo

Un presidente de la Junta de la Virgen fue a parar a la mazmorra

Los calabozos del sótano del Ayuntamiento de Villena dejaron de ser utilizados décadas atrás pero hay una anécdota relativamente reciente, que todavía hoy es muy recordada en la localidad, sobre uno de sus últimos "moradores". La historia es real y se remonta a los primeros años de la etapa democrática actual. Entonces el alcalde de la ciudad era el socialista Salvador Mullor y fue precisamente él quien mandó a la Policía Municipal a encerrar en el calabozo al presidente de la Junta de la Virgen. Y allí pasó el hombre una noche entera por negarse a esperar la llegada del primer edil y del resto de la comitiva festera y tomar la controvertida y arriesgada decisión de que la imagen de La Morenica, la venerada patrona de los villenenses, siguiera su tradicional camino en romería hasta la iglesia de Santiago en lugar de esperar en los Salesianos.