Lo que empezó como una serie de robos esporádicos a pequeña escala en el ecoparque de Elda se ha convertido en todo un negocio de la chatarra. Y es que las instalaciones municipales se han convertido prácticamente en un "almacén" para los ladrones, que a diario se abastecen de todo tipo de mercancías. Eso sí, seleccionan a la carta aquellas que puedan tener algún valor, como televisiones, frigoríficos, lavadoras o baterías, que de eso se trata.

El "modus operandi" es sencillo y, en contra de lo que se pueda pensar, en modo alguno clandestino. Los ladrones actúan a plena luz del día y sin ningún tipo de pudor. Conocen al dedillo los horarios en los que el personal del ecoparque abandona las instalaciones, tanto a mediodía como por la tarde, y no pierden el tiempo.

No llegan a pasar ni dos minutos desde que el ecoparque se queda sin vigilancia y los ladrones irrumpen en las instalaciones por la puerta trasera, donde han dejado apostadas sus furgonetas. Lejos de actuar de madrugada, al amparo de la oscuridad de la noche, lo hacen a plena luz del día, a las dos de la tarde, cuando acaba de irse el personal del ecoparque, tal y como pudo comprobar ayer este periódico.

Antes, cuando los robos se producían a "pequeña escala", los ladrones entraban a través de un agujero en el vallado, por donde también sacaban la mercancía que sustraían. Ahora directamente acceden por la puerta trasera, tras retirar el candado. Tranquilamente, sin ningún tipo de pudor, se meten en los grandes contenedores y examinan el material para seleccionar lo que se llevarán en sus furgonetas. Tampoco temen ser oídos, ya que van dejando caer ruidosamente la mercancía mientras la van seleccionando.