Avanzan a ritmo ligero las obras de construcción de la polémica escalinata por la que se accederá al castillo de Sax desde la plaza de la ermita de San Blas a través de la ladera sur de la peña. El objetivo del equipo de gobierno que lidera la alcaldesa socialista Ana Barceló es inaugurarla a mediados de julio. Esas son las previsiones pero, aunque la estructura metálica ya está totalmente anclada sobre la roca, la actuación sigue pendiente de los últimos remates.

Todavía no se ha instalado el suelo de madera de los miradores desde los que se podrá contemplar una impresionante vista de los valles del Alto y Medio Vinalopó, tampoco se han colocado las barandillas ni los elementos de jardinería incluidos en el último proyecto, no se ha recubierto la base de la escalera con la piedra autóctona extraída del macizo durante los trabajos de perforación para fijar los pilares de la escalera ni se ha dado un tratamiento especial al metal para eliminar los brillos.

"Queda mucho por hacer y, por lo tanto, yo creo que antes de realizar comentarios equívocos, infundados o malintencionados lo más sensato y prudente es esperar unas pocas semanas más para ver el resultado final de la obra. Una vez acabada será el momento de emitir opiniones y, desde luego, todas serán respetadas y valoradas por este equipo de gobierno", comentaba ayer el concejal de Urbanismo, Alberto Senabre, insistiendo en recordar que el objetivo que el Ayuntamiento de Sax siempre ha perseguido con esta actuación es poner en valor el monumento más identificativo de la villa para potenciar el turismo de interior e impulsar la economía local. "Por eso este proyecto no es una obra aislada. Forma parte de un plan mucho más amplio y ambicioso que busca una renovación integral de nuestro casco antiguo para acoger nuevos servicios y usos comerciales y turísticos", explica Senabre.

En cualquier caso, la sensibilidad social que esta actuación tiene entre los sajeños por afectar a un baluarte histórico y cultural, que constituye un símbolo para la población, ha llevado al Consistorio a adoptar medidas especiales de control y seguimiento de los trabajos para minimizar el impacto visual y evitar daños sobre la peña. Sin embargo, al margen de lo que diga la Plataforma Antiescalinata, hay muchos vecinos a quienes esta obra sigue generándoles muchas dudas.