Las viejas planchas de uralita todavía presentes en las cubiertas de muchas edificaciones de la provincia están compuestas por fibras de amianto, un material tóxico y cancerígeno que no puede manipularse sin permiso ni arrojarse a cualquier basurero de forma incontrolada. De hecho, el Ministerio de Medio Ambiente lo tiene catalogado como un residuo peligroso por lo que sólo puede ser retirado por empresas especializadas a través de un plan especial de trabajos con riesgo de amianto que debe ser aprobado previamente por la dirección territorial de Trabajo y Empleo, organismo que depende de la Conselleria de Hacienda. Además, una vez retirado, sólo puede ser depositado en vertederos autorizados por la Conselleria de Medio Ambiente.

Pues bien, en el municipio de Cañada varios fragmentos de uralita que, al parecer, proceden de la reforma de un inmueble se encuentran depositados, desde hace al menos tres meses, en un contenedor de escombros situado a 10 metros del colegio público Virgen del Carmen, el único centro escolar de esta pequeña localidad del Alto Vinalopó situada a cinco kilómetros de Villena y cuyo alcalde, el popular Juan Molina Beneito, es diputado provincial de Obras e Infraestructuras en la actual legislatura y ya lo fue de Medio Ambiente en la anterior.

Los cerca de cien alumnos que cursan estudios en el colegio de Cañada, todos ellos de Educación Infantil y Primaria con edades comprendidas entre los 3 y los 12 años, llevan desde marzo pasando varias veces al día junto al contenedor donde la uralita se encuentra depositada y mezclada entre otros escombros y restos de obra. Los niños tienen incluso la posibilidad de tocarla o utilizarla en sus juegos dado que se halla en plena calle y sin ninguna protección. En cualquier caso, según explican los expertos, el contacto con la uralita no provoca ningún tipo de problema en la salud de las personas. El riesgo se produce únicamente por inhalación cuando se rompe o tritura y libera el peligroso amianto del que está compuesta. Se descarta, por tanto, que los niños hayan podido sufrir cualquier tipo de afección sanitaria derivada de una situación que, por contra, sí va a acarrear graves consecuencias de carácter administrativo. Precisamente, al mediodía de ayer, una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Alicante se personó en Cañada para investigar los hechos. Por lo pronto se ha abierto un procedimiento sancionador contra el responsable por haber manipulado supuestamente la uralita sin permiso. Además, se va a dar traslado a un gestor autorizado para que retire los restos y pase posteriormente la factura de su trabajo.