La Diputación de Alicante presentó ayer en la Casa de Cultura de Villena los resultados del estudio "Factores de inicio y mantenimiento del consumo de cannabis entre los adolescentes". Un trabajo técnico que se enmarca en el Plan Provincial de Drogodependencias con el que, fundamentalmente, se pretende implicar al profesorado, a los padres y madres y a los profesionales de la red provincial de drogas, pero también al conjunto de la ciudadanía en la búsqueda de nuevas estrategias preventivas para combatir un fenómeno que, según destacó ayer Bartolomé Pérez, director técnico del Plan Provincial de Drogodependencias, tiene condicionantes más que suficientes para que la sociedad lo considere un problema más grave que el el alto índice de desempleo que se está registrando actualmente en toda España.

Pero a través de este estudio, que no es más que un mecanismo abierto de trabajo, también se persigue dar protagonismo a los municipios participantes y, en este sentido, Villena fue ayer la localidad elegida en el Alto Vinalopó.

Los datos de ámbito provincial que manejan los expertos son especialmente preocupantes. Uno de cada dos jóvenes de entre 16 y 18 años consume porros, el 47% lo ha probado alguna vez, el 40% lo ha hecho durante el último año y el 34,4% son enfermos con diagnóstico psiquiátrico porque presentan trastornos por dependencia o por abuso. Y frente a ello no hay más solución que abordar el problema con valentía política, educativa y social aplicando "estrategias mucho más agresivas". Para el director de Drogodependencias la prevención escolar es una buena vacuna pero no es suficiente. "Si sabemos que muchos de los adolescentes que consumen cannabis lo hacen por la necesidad de buscar sensaciones fuertes debemos ofrecerles, precisamente, actividades de ocio controladas y periódicas que suplan esa necesidad. Por ejemplo montándoles una sesión de puenting o cualquier otra iniciativa vertiginosa en la que se encuentren motivados y a gusto", comentaba ayer Pérez advirtiendo de que, en estos casos, de nada sirve ampliar el horario de bibliotecas a las noches porque el joven que se aburre no va a acudir precisamente a una sala de lectura. "No podemos bajar la guardia pero sí debemos buscar nuevos caminos para combatir esta lacra", incide.