Juan Giménez Ganga, el fundador junto a su hermano Pedro de la prestigiosa firma de persianas Giménez Ganga, descansa en paz desde ayer en el cementerio municipal de Sax, el pueblo donde nació 75 años atrás y por el que sentía un enorme orgullo y pasión.

Murió en la tarde del lunes tras una larga enfermedad que fue debilitando su cuerpo pero no su mente. Prueba de ello es que cuatro días antes de fallecer dio otra muestra más, la última, de la extraordinaria capacidad de sacrificio, tesón y trabajo que demostró a lo largo de toda su vida y que, junto a su inseparable hermano, le llevó a convertir un modesto taller de carpintería en un sólido grupo persianero referente en el sector nacional e internacional. El pasado jueves Juan acudió por última vez a su fábrica y, en compañía de Pedro, recorrió en una silla de ruedas las amplias instalaciones de la nave principal interesándose por todos los planes de expansión de la firma. Proyectos de futuro que vienen precedidos de 50 largos años de trayectoria empresarial en los que Giménez Ganga no ha perdido nunca el espíritu de empresa familiar con el que los hermanos Juan y Pedro iniciaron su "aventura" en el año 1959. Un espíritu que quedó más que demostrado ayer cuando los propios trabajadores le pidieron a la familia que les permitieran llevar el féretro a hombros hasta el cementerio. De este modo quisieron rendirle un sentido homenaje póstumo en una tarde gris, de recuerdos, emociones y muchas lágrimas que tuvo uno de sus momentos más álgidos cuando uno de sus nietos, el seminarista Pedro Payá Giménez, se dirigió a su abuelo desde el altar, donde siete sacerdotes y cuatro compañeros de seminario presidieron la misa cantada en un templo totalmente abarrotado. Ante un ataúd cubierto por las banderas de la comparsa de Cristianos y de la Cofradía de la Soledad, su nieto le dijo a Juan en tono muy sereno que no se preocupara porque su "gran obra" seguiría adelante con la ayuda de su "gran familia". Una familia que tras el multitudinario pésame quiso agradecer a todos los amigos, operarios, clientes y vecinos las enormes muestras de cariño recibidas tras la dolorosa pérdida del fundador de Giménez Ganga.