El sábado fue el turno de la "Entradica Mora", con la participación de las cuatro comparsas que componen el bando de la Media Luna.

Sólo quedan tres días para que comiencen las fiestas de Moros y Cristianos de Elda y la ciudad acaba de pasar un intenso fin de semana calentando motores y descargando las ganas de todo un año en las calles. Las "Entradicas" de los dos bandos monopolizaron la actividad del viernes y sábado de madrugada llevando al centro de la ciudad la música y el entusiasmo de cientos de festeros.

La tarde del viernes se reservaba para todos los preparativos, y dejaba entrever un estado de excepción que sólo se da en las vísperas de las fiestas. Los supermercados, más llenos de lo habitual, terminaban de abastecer a las escuadras más rezagadas, las que habían dejado las compras para última hora. Las puertas de los cuartelillos, entreabiertas muchas, mostraban al exterior los preparativos que muchos grupos de festeros llevan a cabo en los días previos al inicio de los Moros y Cristianos.

Cercana ya la noche, en las calles, los servicios públicos se apresuraban a retirar los pivotes que delimitan la calzada en las renovadas calles del circuito mientras la grúa retiraba algún vehículo rezagado que todavía quedaba en José María Pemán, la única vía del recorrido en la que todavía se puede estacionar. Un rápido paseo por la periferia del trayecto de las "Entradicas" revelaba ya la intensa actividad de los cuartelillos, abriendo muchos sus puertas por primera vez para satisfacer las ganas de "compadreo" de muchos festeros antes de desfilar.

La última hora del viernes noche dejaba estampas muy parecidas: bandas de música por doquier y grupos ataviados con los uniformes oficiosos de esta singular prefiesta: las camisetas. Todos ellos con un mismo destino, la confluencia de las calles Hilarión Eslava, Quijote y Antonino Vera, inicio de la "Entradica Cristiana". Allí, a las doce de la noche, la comparsa de Zíngaros comenzaba a caminar al ritmo de alegres y conocidos pasodobles ante los primeros grupos de espectadores que seguían el inicio a lo largo de la calle. Aguardando su turno, formaban impacientes los Contrabandistas, siguiente comparsa en emprender el paso. Mientras tanto, el resto del recorrido empezaba a ser tomado por cientos de personas que, en distintos puntos, esperaban el paso de las escuadras. Las comparsas de Cristianos, Piratas y Estudiantes, en ese orden, finalizaban con la "Entradica Cristiana" cuando faltaba un cuarto de hora para las dos de la madrugada. El éxodo de los festeros hacia los cuartelillos comenzaba, pues, desde la Plaza Castelar, parada final del recorrido.

Sábado moro

El esquema se repetía el sábado casi al milímetro, esta vez con las cuatro comparsas del bando moro. Tras las preceptivas cenas, bien organizadas por las propias escuadras o por las comparsas, la implacable llegada de la media noche llamaba a los festeros a concentrarse en el mimo punto que el día anterior. La comparsa de Moros Marroquíes, la más novata en estas lides -comenzó a participar el pasado año- formaba en los alrededores del Jardín de la Música para comenzar a marcar el paso marcial de las marchas moras en una especie de último ensayo de lo que acontecerá a finales de esta misma semana.

Al igual que el viernes, el ambiente en la calle ofrecía un aspecto distinto al de un fin de semana cualquiera, acercándose a lo que sería un día normal de Moros y Cristianos. Muestra de ello, por poner un ejemplo, está en las cervezas y combinados que, vaso en mano, exhibían muchos de los integrantes tanto de algunas escuadras como del público de los desfiles, una circunstancia que sólo se da en esos días en los que casi todo vale. Tras los primerizos Marroquíes, los Moros Realistas emprendieron el desfile desde Hilarión Eslava, para ser seguidos por Huestes del Cadí y Musulmanes. Con la llegada de estos últimos a la Plaza Castelar, se dio por finalizado el fin de semana de aperitivo. Ahora, sólo queda esperar hasta el jueves.