A

somarse al patio de luces y que a uno se le caiga el alma al suelo es lo que tiene que pensar cada día la mayoría de los vecinos del número 99 de la calle Conrado del Campo que hace algo más de 8 meses se convirtieron en protagonistas de un lamentable incendio después de que uno de los pisos ardiera por completo y las llamas, las altas temperaturas que se originaron en el incendio y el humo inundaran toda la finca obligando a un espectacular desalojo con cuatro intoxicados. El diario visitó ayer el patio de luces que se convirtió durante unos horribles minutos en una espectacular chimenea para comprobar que todo está como entonces. Las cañerías de las bajantes, que literalmente desaparecieron por el calor, han sido sustituidas por improvisadas gomas de plástico para garantizar las conexiones. La ropa que se tiende de las cuerdas se tizna cada vez que el viento hace que choque contra la pared ennegrecida.

Fini Rubio y Virginia Catarí, dos de las afectadas, muestran su desespero ante una situación a la cual no le ven fin. Ambas se quejan de que sus aseguradoras y la del propietario del piso donde se inició el fuego no han terminado de satisfacer la indemnización que les corresponde por la reparación de las zonas comunes y al día de hoy ni tan siquiera saben cuánto les costará o cuándo las resarcirán.

"Yo he vivido durante semanas con cuatro niños en Cáritas y no se lo doy a pasar a nadie", asegura Virginia Catarí. "Llegó un momento que preferí venirme aquí de nuevo, pese a que el piso estaba como el día siguiente al incendio, antes que seguir allí o en el piso de alquiler que el jefe de mi marido se comprometió a ayudarnos a pagar mientras la reparación". Fina Rubio es la colindante al piso donde se produjo el incendio y ha recibido una indemnización de 1.400 euros. Las fotos que muestra, con lavadora, secadora y pilas de ropa destrozadas y restos de humo por las estancias dan la sensación de que los daños fueron mucho mayores.