8M en Alicante: Investigadoras de Neurociencias piden acciones específicas para atraer a las jóvenes a carreras de ciencia y técnicas
Cuatro referentes de este instituto, perteneciente a la UMH y al CSIC, coinciden en que la mujer es imprescindible para impulsar el progreso tecnológico hacia un futuro más inclusivo y equitativo
Investigadoras del Instituto de Neurociencias (IN), centro mixto de la Universidad Miguel Hernández y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), consideran que son necesarias acciones específicas para que España cuente con más alumnas interesadas en carreras de ciencia y técnicas, algo vital para el propio progreso del país, apuntan.
En Neurociencias, el 54% del personal que aquí trabaja es mujer, aunque hay 59 investigadoras frente a 71 investigadores. No obstante, el femenino vuelven a ser el género predominante en lo que se refiere a personal investigador en formación: 72 mujeres por 48 hombres; así como entre la plantilla técnica, 63 mujeres por 32 hombres.
Y si hablamos de las áreas de gestión, administración u otros, los datos son que hay 15 mujeres por 8 hombres. Algunas conclusiones por tanto: los investigadores principales siguen siendo hombres, pero el futuro podría apuntar a que esto cambie.
Allanar el camino
Juana Gallar, catedrática de Fisiología, investigadora principal del laboratorio Neurobiología Ocular del IN y una de las primeras vicerrectoras que tuvo la UMH, al hilo del 8M y, específicamente sobre la relación ciencia y mujer, destaca que los obstáculos «empiezan bien temprano» y reflexiona: «Para allanar el camino a las futuras científicas no deberíamos preguntarnos qué es lo que atrae a las niñas y a las mujeres jóvenes a la ciencia. Deberíamos preguntarnos qué es lo que las aleja de ella. Es decir, cuáles son los invisibles muros de cristal que, ya desde la infancia, las separa de las carreras científicas y técnicas».
En esta línea, Eloísa Herrera, profesora del CSIC, investigadora principal del laboratorio Generación y Regeneración de Circuitos Bilaterales, recuerda que la participación activa de las mujeres en la ciencia es esencial para garantizar una investigación completa y equitativa, al tiempo que lamenta que sus aportaciones no hayan sido reconocidas como se merecían.
Liderazgo
«Para seguir avanzando es esencial lograr la igualdad de género en lo que se refiere a posiciones de liderazgo y, por tanto, es crucial animar a las niñas desde temprana edad no sólo a elegir carreras científicas, sino a confiar en que tienen la capacidad para liderar equipos de investigación y asumir puestos de gestión científica que al final son los que deciden las acciones y estrategias a seguir», apunta Herrera.
Otra de las investigadoras más destacadas con que cuenta Neurociencias, Guillermina López-Bendito, profesora de investigación del CSIC, al frente del laboratorio Desarrollo, Plasticidad y Reprogramación de Circuitos Sensoriales en esta misma casa, pone el acento en que hay que aprovechar la perspectiva femenina porque va a enriquecer a buen seguro la investigación y la resolución de problemas. Fomentar la diversidad de género en la ciencia no solo es un «imperativo ético» a su juicio, sino que también puede llevar a avances más significativos y soluciones más creativas, defiende.
Visibilidad
«Es esencial dar visibilidad a la labor de las mujeres científicas y decirles a las niñas y las jóvenes que si les gusta aprender cosas nuevas, ver cosas que nadie ha visto antes y contribuir al progreso desde la ciencia, que no se echen atrás. Que tengan sueños y no sean ellas mismas las que se los coarten. Que sigan adelante para que sus sueños se hagan realidad, porque es posible», es el mensaje que lanza otra reconocida investigadora, Ángela Nieto, académica de la Real Academia de Ciencias e investigadora principal del laboratorio Plasticidad Celular en Desarrollo y Enfermedad.
Sobre atraer desde joven ese talento femenino, Gallar insiste: «Creo que inicialmente es el miedo a la complejidad lo que empieza desanimándolas. Pero lo que las aparta de la ciencia es la inexistencia de acciones específicas para avivar su interés, como sería enseñar estas materias de otra manera. En pocas palabras, no es que a las niñas no se les dé bien las matemáticas o la física, es que, como sociedad, no les enseñamos bien, no sabemos atraer su interés hacia ellas, ni aumentar su confianza».
Eloísa Herrera concluye en definitiva que «la inclusión de las mujeres en todos los niveles de la ciencia no solo es una cuestión de justicia social, sino también una necesidad lógica para impulsar el progreso científico y tecnológico hacia un futuro más inclusivo y equitativo».
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