Son personas anónimas, elegidas al azar pero siguiendo un patrón a nivel nacional para que el estudio sobre el coronavirus y su evolución a través del contacto entre ciudadanos en el que participan haya un amplio espectro de la sociedad. Desde solteros a parejas, personas mayores, jóvenes con o sin niños,... Se las ha llamado por sorpresa, se les ha pedido que se dejen pinchar, que respondan a sus preguntas durante ocho semana y que, en definitiva, colaboren sin darles nada a cambio, sin que nadie sepa quiénes son, pero que sumen sus esfuerzos contra la pandemia son, dicho cariñosamente, cobayas de un estudio. El Hospital del Vinalopó se ha brindado a contar a INFORMACIÓN cómo es este trabajo, que dentro de su zona de influencia realiza en Elche y en Aspe, las dos poblaciones elegidas. En cambio, el Hospital General de Elche ha declinado explicarnos los casos de este programa nacional que está atendiendo.
Lo que se está realizando es un estudio de seroprevalencia en el que se ha requerido información a todos los departamentos de salud del país. A través de este trabajo se pretende saber cómo se manifiesta una enfermedad o cómo afecta a la población y gracias, principalmente, a análisis de sangre, a pruebas serológicas. El Instituto de Salud Carlos III lidera este proyecto y ha tocado la puerta de 36.000 hogares para que participen cerca de 75.000 personas. Según explica la coordinadora de Enfermería del Vinalopó, Elsa Pomares, ellos recibieron los listados de los elegidos y se encargaron de llamarlos y citarlos en consulta para explicarles qué pretendían de ellos. "En nuestra zona se elegieron algo más de veinte familias en Aspe y otras tantas en Elche". La respuesta mayoritaria ha sido muy positiva y han acudido, prácticamente nadie se ha negado a dedicar casi dos meses a ser objeto de un estudio y acudir puntual a la cita porque se tiene que hacer en todo el territorio nacional en el mismo periodo. Diez familias han acudido una semana y las otras diez lo harán la siguiente. Las citas se realizan separadas entre sí para que no haya contactos entre ellas. Durante las siguientes semanas hasta completar el ciclo volverán a acudir a los centros de salud asignados para participar en más encuesta y tomas de muestras.
La primera visita esta semana sirvió para corroborar los datos, que estuvieran bien tomados y que las unidades familiares correspondieran a lo que estaba previsto, también se les explicó qué se esperaba de ellos. Lo más importante era un primer pinchazo en la yema del dedo además de conocer qué es lo que hacen o con quién se están relacionando o a qué lugar de concurrencia van (supermercados, bancos, trabajo, etc). A través de un test rápido se está sabiendo si han tenido contacto con la enfermedad o no. Así es posible que alguien haya generado anticuerpos porque estuvo cerca de un caso positivo en un supermercado o en cualquier sitio y en cambio en su familia no haya más casos. También se obtiene información de cuánto tiempo hace que fue ese contacto con la enfermedad gracias a una serie de marcadores que se recogen en esta punción.
Pero, aparte de esta primera toma, en sucesivas visitas se les realiza otras extracciones, más importantes, de sangre venosa que se enviará al Instituto de Salud Carlos III. Antes, la sangre se procesa (se centrifuga) en el propio Hospital del Vinalopó pues las muestras finales deben estar en la capital de España en un periodo máximo de 48 horas.
Ocho semanas
El estudio se repite durante ocho semanas de forma que acuden las unidades familiares dos veces cada tres. Con ello se mide, tanto si han estado en contacto con el virus o no entre esos periodos, las defensas que tienen contra el virus y como éstas han ido evolucionado. Con todo ello se pretende saber cómo afectará en el conjunto de la población las medidas de desconfinamiento.
