¿Cuál es el escenario actual de cara a las fiestas de agosto?
Trabajamos en una propuesta para comprimir las imposiciones de bandas, agrupar todos los actos previos en cinco fines de semana. Tenemos un calendario posible en el que empezaríamos en la última semana de junio y llegaríamos bien a agosto. Todo esto depende de lo que nos permitan las autoridades y de que haya ciertas garantías. No sabemos si se permitirá que la gente acuda en masa a la Rotonda o al Gran Teatro o que se echen a la calle con la Charanga.
¿Están manteniendo el contacto con otros entes festeros?
Mantenemos el contacto con la Concejalía de Fiestas, con la Asociación de Moros y Cristianos y con entes festeros de ciudades vecinas. Todos empezamos a asumir que este año no se podrán celebrar fiestas como las tenemos concebidas. En nuestro caso, por ejemplo, ¿cómo vamos a meter 20.000 personas en el campo de fútbol para la Cridà a la festa? Todo son suposiciones ahora. A partir de mediados de mayo el escenario estará un poco más claro y, a partir de ahí, habrá que empezar a trabajar. Si no, no habrá tiempo para hacer una planificación en condiciones.
¿Qué les trasladan desde el Ayuntamiento sobre las fiestas?
Como es totalmente comprensible, nos trasladan que ahora hay prioridades más urgentes. Todos estamos a la expectativa de las condiciones que marcarán Gobierno y Generalitat. No sabemos si en agosto se podrán juntar 4.000 personas. Lo único que es cierto es que todo va a ser diferente. Está por ver que nuestra propuesta sea viable. Si no se pueden renovar los cargos, otra opción sería mantener los actuales.
¿Habrá desfiles y mascletàs?
Nos tenemos que ir adaptando a una situación que cambia día a día. Todavía no sabemos si a un acto en el Hort de Baix podrán acudir mil personas. Otro factor muy importante va a ser la situación económica de los ilicitanos en verano. Desde luego, no va a ser la misma que el año pasado. Vemos que, por una parte, va a estar presente la voluntad de hacer las fiestas y, por otra, va a existir una realidad sanitaria y económica que se tendrá que asumir. Al margen de la economía, otra clave para nosotros será lo que ocurra con las Fallas en julio y la postura que adopte el Patronato del Misteri.
Si las fiestas no pueden ser en agosto, ¿se buscará otro mes?
No es una cuestión en la que puede decidir solo la Gestora. Lo tenemos que consensuar con el Ayuntamiento y con la Asociación de Moros y Cristianos y Pobladores. Si sacamos las fiestas de su fecha, seguro que perjudicamos a alguien. El calendario festero está ajustado a lo largo de todo el año e, irnos más adelante, haría que chocáramos con las Fiestas del Pilar, con el Festival Medieval o con la Navidad. Soy partidario de que las fiestas se hagan en su momento y en su entorno. Si no, es mejor buscar otro formato que produzca el mínimo impacto y dejarlas para el próximo año. Tampoco nos podemos cerrar en banda porque estamos viviendo una situación que es nueva para todos.
Muchos actos de agosto estarían en el aire, como el concurso de arroz con costra o la ofrenda...
Son actos a los que acude gente de fuera de Elche y no sabemos en qué condiciones estará regulado el tránsito de las personas. Es como el desfile de la Charanga que mencionaba antes, en el que hay 6.000 sillas una al lado de la otra. Igual este año nos dicen que cada silla tiene que estar a dos metros. ¿Querrán acudir las familias en esas condiciones? Otro acto que también está en peligro es el del pregón, en el que la Plaça de Baix se pone a rebosar...
¿En qué situación se encuentran las comisiones festeras?
Las comisiones festeras llevan desde el 15 de marzo con sus sedes sociales cerradas. A estas sedes acuden muchos miembros a jugar a las cartas y al dominó y les permiten generar actividades económicas con viajes y talleres o la venta de lotería. Desde el 15 de marzo no reciben ningún ingreso, por lo que no tenemos garantía de que estén en condiciones para afrontar las fiestas. Y hay muchos más problemas relacionados con el dinero.
¿Puede nombrarlos?
La revista oficial, por ejemplo, se financia con los anuncios que realizan comercios que ahora ni siquiera pueden levantar la persiana. Tampoco sabemos si podremos vender sillas para los desfiles, que es otra fuente de ingresos importante. A los Moros y Cristianos les sucede lo mismo con sus embajadas y entradas. Hace falta un análisis exhaustivo para tomar decisiones y valorar todo. entusiasmo por hacer las fiestas.
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