Por primera vez en mucho tiempo las calles de Elche no se llenaron de aleluyas de colores para celebrar el Domingo de Resurrección. La procesión de La Pasión esta vez se lleva por dentro, y aunque el Cristo Resucitado y la Mare de Déu han permanecido en sus templos sagrados los ilicitanos tienen el compromiso de llenar de color la ciudad en pleno confinamiento por el estado de alarma. Por ello en los últimos días han empezado a recopilar aleluyas de años anteriores o incluso a elaborar papelinas que simbolizan este día tan especial.

A las 12 horas muchos vecinos salieron a sus balcones, ataviados con sus mejores galas, y lanzaron un intenso aplauso, que irá seguido del Aromas Ilicitanos. El Ayuntamiento también incentivó esta iniciativa mediante una campaña en colaboración del grupo Antón para que la cita llegue por todo el término municipal como ocurrió la semana pasada con el Domingo de Ramos.

El fervor se siente desde los balcones y muchos están engalanados gracias al compromiso vecinal. Cristina Cartagena vive en Altabix y en los últimos días se coordinó con sus vecinos para elaborar una hilera de aleluyas que han rescatado de años anteriores. Las han unido con grapas y pasan de un balcón al otro. "Nos pondremos guapos como si fuésemos a ver el encuentro y a recibir a Jesús Triunfante y lo celebraremos dentro de casa y de lo que se nos permite", explica esta ilicitana emocionada. En Reina Victoria se podía observar a una vecina asomada a la ventana con una miniatura de la Virgen de la Asunción. La Policía Local también ha ambientado la celebración, ya que había una patrulla que ha circulado desde el Sagrado Corazón de Jesús tocando la sirena y con aleluyas en el parabrisas por el recorrido que habitualmente lleva esta tradicional procesión.

Juanjo Noguera, cantautor ilicitano, también está muy ilusionado y desde su terraza, en Carrús, ha colgado aleluyas en las ventanas e incluso ha decorado con globos el balcón. A las 12 horas se ha fundido junto a su familia en un intenso aplauso y después han explotado los globos para simular el ruido de una mascletà que ha resonado por todo el barrio y se ha unido al Aromas Ilicitanos, que en este día clave se ha sentido en varios rincones de la ciudad e incluso las pedanías. En otros rincones como la calle Ángel del barrio de El Raval los vecinos han retransmitido varios pasobles y otras marchas más actuales. También hay otras vecinas como Cari, en el Sector V, que han lanzado aleluyas por el patio de luces del edificio en coordinación con el vecindario.

Noelia Gomis estuvo preparando aleluyas hechas a mano con sus hijos. Normalmente suelen pasar la Semana Santa en familia y el Domingo de Resurrección siempre suele reservarlo para los amigos. Tiene la tradición de encontrarse con ellos en Pont dels Ortisos para lanzar las aleluyas mientras los pequeños de la casa cogen caramelos. La costumbre de ir a un restaurante del Camp d'Elx a comer arroz la han tenido que sustituir por permanecer en casa "y haremos una videoconferencia con los amigos para que los nenes se vean y se saluden, haremos también algún bizcocho esta tarde".

Rosalía Agulló, su hermano José Vicente y sus padres, José y Vicenta, del kiosko del paseo de les Eres de Santa Llúcia, también han elaborado aleluyas y junto a sus vecinos, Lyan y Rubén. Entre todos pasaron unas cintas para decorar de balcón a balcón porque "no hay nada mejor que la cooperación vecinal", señala esta vecina que hoy pasará en día en familia en casa "que para eso nos está sirviendo esta cuarentena", explica a INFORMACIÓN.

El alcalde, Carlos González, ha grabado un vídeo en el barrio de El Raval agradeciendo a los ilicitanos e ilicitanas por mantener el espíritu del Domingo de Resurrección aunque este año los actos hayan estado restringidos. La edil de Fiestas, Mariola Galiana, también ha mostrado un mensaje de apoyo a la ciudadanía en general y a la familia cofrade que esta vez han visto suspendidas las celebraciones litúrgicas, y no por la lluvia.

La misa especial por el Domingo de Resurrección se ha retransmitido en directo ya que la basílica de Santa María está totalmente cerrada y sólo permanecían en el interior los tres sacerdotes.